Ciencia

Galápagos: paraíso en riesgo o modelo de conservación

Por Ivan PISARENKO

Las flotas pesqueras industriales amenazan a los ecosistemas de las islas Galápagos.

Pero los límites de este archipiélago ecuatoriano podrían convertirse en una reserva marina internacional para evitar su destrucción y ser ejemplo mundial de conservación de los océanos.

La idea fue impulsada por Greenpeace, que a principios de marzo encabezó una expedición alrededor de estos islotes rocosos del Pacífico, hogar de una flora y fauna únicos que inspiraron la teoría darwinista de la evolución.

Un equipo de la AFP acompañó a un grupo de científicos a bordo del Arctic Sunrise, cuyo objetivo es instar a los gobiernos para que protejan las biodiversas aguas internacionales como dicta un tratado de Naciones Unidas firmado por 80 países en 2023.

Fauna marina en Islas Galápagos
Foto: Ernesto BENAVIDES / AFP

Pero sólo dos naciones lo han ratificado hasta la fecha, y se necesitan al menos 60 para que entre en vigor.

Los numerosos tiburones, tortugas, iguanas, leones marinos y peces de Galápagos “no entienden de fronteras políticas”, dice a la AFP Stuart Banks, científico marino de la Fundación Charles Darwin, a bordo del buque de Greenpeace.

“Entonces se mueven entre diferentes territorios y es allí donde están en mayor riesgo, en particular por la pesca industrial e incidental” en alta mar, añade.

Con cerca de 200.000 kilómetros cuadrados de aguas protegidas, que incluyen un santuario de tiburones, la reserva marina de Galápagos es una de las más biodiversas, con unas 2.900 especies, de las cuales el 25% son endémicas.

“Rompecabezas” marino

La misión científica del Arctic Sunrise investiga las amenazas que se ciernen sobre la reserva marina de Galápagos, que Greenpeace describe como “probablemente el mejor proyecto de conservación llevado a cabo en los océanos”.

La bióloga Paola Sangolquí realiza extracciones en aguas profundas para “averiguar qué especies marinas han pasado por esta zona y han dejado restos de ADN”.

De su lado, Daniel Armijos se encarga de las “estaciones remotas de video submarino con cebo”, para comprobar la presencia de determinadas especies, contarlas, compararlas con las muestras de ADN recogidas o calcular la biomasa.

Desde el buque los científicos también enviaron un robot para estudiar corales y hábitats, explica Sophie Cooke, responsable de la expedición para quien “la abundancia de vida marina en este parque nacional es sencillamente asombrosa”.

“Toda esta información es como armar un gran rompecabezas” porque “estas zonas (del Pacífico oriental) están ecológicamente conectadas, todo está relacionado”, resume Banks.

Santuario de tiburones

Los turistas se maravillan ante “la increíble fauna marina”, como “estos bancos de peces que te rodean hasta crear una oscuridad casi total”, dice el buzo australiano Liam Doherty, de 34 años.

“No vivimos de la pesca, sino del turismo, a nosotros nos valen más las especies vivas nadando libremente en el agua que en un plato de comida servido en una mesa”, añade Anthony Gavilanes, instructor de buceo de 30 años.

El archipiélago también se ha convertido en “un santuario para los tiburones”, sobre todo los martillo, cuya población ha disminuido un 90% en 50 años “debido a la sobrepesca y la pesca ilegal”, señala Eduardo Espinoza, empleado del parque encargado de vigilar los ecosistemas locales.

“En Galápagos tienen un refugio para reproducirse”, añade, mientras marca con una etiqueta un ejemplar joven.

“Pero fuera de la reserva y de la zona de 200 millas náuticas, hay flotas pesqueras considerables, más de 300 barcos que capturan tiburones para exportarlos a países asiáticos”, lamenta.

El turismo masivo también afecta a las islas encantadas, lo que llevó al gobierno a duplicar este año las tarifas de ingreso al archipiélago.

Autopistas submarinas

Galápagos es una importante parada migratoria para muchas especies, explica Cook.

Por esta “razón necesitamos conectar todas estas áreas marinas y proteger estas reservas para que las rutas migratorias de estas especies puedan mantenerse a salvo”, añade.

Varias reservas marinas nacionales de Panamá, Costa Rica, Colombia y Ecuador conforman el Corredor Marino del Pacífico Oriental Tropical, “por el que transitan diversas especies como tiburones, ballenas, mantarrayas y tortugas”, explica Ruth Ramos, de Greenpeace.

“Sin embargo, hay una sección que queda en altamar y está fuera de sus jurisdicciones”, añade.

Greenpeace pidió la semana pasada la creación de una reserva marina mundial en alta mar junto a las islas Galápagos para frenar el impacto de las flotas pesqueras industriales.

bur-hba/lab/lv/pld/dbh © Agence France-Presse

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