Las protestas, los campamentos y las acciones colectivas a favor de la población palestina en Gaza, en al menos 11 universidades de Estados Unidos, hasta el 26 de abril, son un reto no solo para las policías sino para los medios de comunicación en ese país.
¿Cómo hacer cobertura informativa de la represión contra la población estudiantil de su propio país, en ciudades simbólicas de Occidente como Nueva York, Boston o estados como California? ¿De qué manera nombrar, destacar, matizar o minimizar la violación a Derechos Humanos en el “ejemplo” de libertades en el “primer mundo”?
La organización de estudiantes, docentes e integrantes de las comunidades académicas en Yale, Harvard, Princeton, Columbia, Texas, Sur de California, Indiana, entre otras, ha evidenciado que el gobierno y las decisiones del Presidente Joe Biden atraviesan una crisis de credibilidad, por su incapacidad para frenar a Netanyahu, Primer Ministro de Israel, en la ofensiva militar y el genocidio contra la población palestina en Gaza.
Sus acciones, pronunciamientos y discursos, ante un conflicto que ha dejado más de 40 mil muertos desde octubre 2023 a miles de kilómetros de distancia, son hechos de interés público. Los medios deben voltear la mirada hacia allá.
La pregunta que viene es: ¿cómo hacer el tratamiento de la información? ¿Qué destacar? ¿Qué palabras emplear o utilizar? ¿Bajo qué criterios decidiremos matizar, minimizar o, en su caso, ocultar fotos, datos e información de lo que está ocurriendo, con cientos de banderas, artículos, casas de campaña y elementos que portan la bandera de Palestina, entre quienes protestan?
Los medios tienen frente a sí un reto en la cobertura informativa sobre lo que está ocurriendo en campus de universidades de Estados Unidos, en la primavera de 2024 y con la premisa de exigir un alto a los bombardeos y ataque a Palestina.
¿Van a tener el valor de nombrar a las cosas por su nombre, incluso en titulares? Es decir, utilizar las palabras genocidio, ocupación, represión, crimen de guerra, catástrofe, apartheid, sionismo, entre otras.
¿O, como en el caso de los medios en México bajo ciertas coyunturas, van a tratar de desacreditar a los grupos de manifestantes y estudiantes, en el manejo de la información? ¿Van a transparentar si en su consejo editorial tienen a integrantes del lobbying judío-sionista? ¿Cómo mantener un compromiso con sus audiencias?
The New York Times, The Washington Post, The New Yorker, Boston Globe, Chicago Herald, CNN, CBS, por mencionar solo algunos medios, afrontan escenarios complejos en la producción noticiosa de los últimos días, porque la narrativa de Israel y Netanyahu ya no se sostiene, ni las justificaciones o complicidad del gobierno de Biden.
En 2024, hemos sido testigos que el político más poderoso del mundo no está en la Casa Blanca ni en el Kremlin, sino en Tel Aviv o un lugar en Israel. Con el pretexto de atacar a “Hamás” por los hechos del 7 de octubre de 2023, el gobierno y la milicia israelíes han atacado territorio de Gaza sin piedad, de norte hacia el sur.
Primero, habitantes de cientos de ciudades en el mundo realizaron marchas multitudinarias de inconformidad contra el genocidio en curso.
Casi a la par o después, han llamado a boicotear el consumo o la compra en empresas trasnacionales que apoyan al gobierno de Israel.
Ahora, al interior del mismo Estados Unidos, se multiplican los casos de protestas, acciones y campamentos en universidades de prestigio, contra la ocupación y el genocidio en Palestina. No se trata de algo externo, sino en el interior de territorio norteamericano y en año electoral… que amenaza con el regreso de Trump al poder.
La Primavera por Gaza está poniendo una prueba o reto a los medios de comunicación en Estados Unidos. Su credibilidad y ética debieran estar por delante.