El mago de Oz, una serie de desafortunados eventos.
Se dice que hay películas malditas. Eso es una exageración. Pero sí hay, en casos como El mago de Oz, una serie de desafortunados eventos.
El mago de Oz y su difícil proceso.
En realidad, se trata de una mezcla de un poco de mala fortuna y un mucho de negligencia, siendo la última, por lo regular, el factor determinante para que las cosas salgan mal.
En la industria del cine estadounidense se considera a The Wizard of Oz como una de las películas más importantes. La producción tuvo su estreno el 25 de agosto de 1939 en ese país y cuenta con la celebrada actuación de Judy Garland en el papel estelar (como Dorothy Gale) y la dirección principal de Victor Fleming, para la Metro-Goldwyn-Mayer.
Si bien la producción terminó de hacer de Garland la estrella juvenil máxima de su tiempo, también le cobró una cara factura que le siguió toda la vida.
El mago de Oz, está basada en la novela de 1900, The Wonderful Wizard of Oz, de L. Frank Baum.
El papel del hombre de hojalata fue una de los más demandantes y pasó por un par de actores, como Buddy Ebsen, quien diez días después de iniciada la filmación tuvo que abandonarla, debido a la extrema reacción tóxica que sufrió al respirar el polvo de aluminio de la pintura que se le aplicaba.
Ebsen pasó 11 días en el hospital bajo un tratamiento con oxígeno, a causa del aluminio alojado en sus pulmones. Al no poder regresar rápido, el estudio prescindió de él.
Jack Haley, quien sustituyó a Ebsen, también tuvo un problema de salud por una infección que desarrolló en el ojo derecho, pero esta no fue de consecuencias, pues el maquillaje había sido modificado.
La pintura verde que se utilizó para el personaje de La Bruja Mala del Oeste, interpretada por la actriz Margaret Hamilton, era creada con una base de cobre, por lo que era extremadamente tóxica, al grado de que cuando se le preparaba para filmar, tenía prohibido comer pues podía ingerir las dañinas partículas.
Durante el rodaje, Hamilton sufrió quemaduras de segundo y tercer grado, lo que la llevó al hospital y a tener una recuperación en casa por seis semanas.
La doble de Hamilton, Betty Danko, sufrió una severa quemadura en una pierna y en órganos internos, después de que explotara la escoba de utilería.
Terry, el perro que daba vida a Toto, sufrió un esguince después de que lo pisaran por accidente.
Entre el profesionalismo y la negligencia.
La nieve utilizada para la producción estaba compuesta en su totalidad por polvo de asbesto, un agente altamente cancerígeno, aunque en ese momento no estaba catalogado como tal y era muy utilizado por diversas industrias por su capacidad para retardar la combustión.
Judy Garland contaba tan solo con 16 años cuando fue elegida para interpretar a Dorothy y se le puso en una dieta extrema de caldo de pollo, café y cigarros. Sus jornadas de trabajo eran extremadamente largas y se le daban suplementos para que las soportara.
Para cuando terminó la filmación, Judy era adicta a las anfetaminas y barbitúricos, tenía desórdenes mentales y de salud que le seguirían toda la vida.
El director Victor Fleming, tuvo que dejar la producción para dedicarse a terminar Gone with the Wind (Lo que el viento se llevó), que tenía demasiados problemas en su realización.
Fleming abofeteó a Garland cuando no podía contener la risa durante la filmación de una escena. Posteriormente se arrepintió de su actuar y pidió que alguien lo golpeara, pero Garland lo perdonó.
En sí, Garland sufrió de malos tratos por parte de algunos miembros del equipo.
Todos estos eventos ocurrieron en un tiempo en el que todavía no existían los sindicatos para actores, por lo que existían muchos abusos. El mago de Oz pasó a ser uno de los grandes filmes de Estados Unidos, mas tuvo una dura cuota que pagar.
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