Lluvias dejan más de 1,160 muertos por inundaciones y deslaves en Asia

El número de víctimas por las inundaciones y deslizamientos de tierra que azotaron distintas regiones de Asia durante la última semana superó los 1,160 muertos, mientras que Indonesia y Sri Lanka desplegaron tropas militares para auxiliar a miles de sobrevivientes.

Las lluvias torrenciales provocadas por distintos fenómenos meteorológicos afectaron a Sri Lanka, la isla indonesia de Sumatra, el sur de Tailandia y el norte de Malasia, dejando una estela de destrucción y comunidades enteras aisladas.

En Sumatra, la agencia de gestión de desastres confirmó 593 fallecidos y 468 desaparecidos. En la provincia de Aceh Norte, el agua alcanzó hasta dos metros de altura y destruyó viviendas y caminos. “Solo me queda la ropa que llevo puesta”, relató Misbahul Munir, uno de los sobrevivientes.

El presidente de Indonesia, Prabowo Subianto, visitó la zona afectada y anunció el envío de aviones, helicópteros y buques militares para distribuir alimentos y medicinas. La catástrofe es la más mortífera desde el tsunami de 2018, que dejó más de 2,000 víctimas.

En Sri Lanka, las autoridades reportaron 390 muertos y 352 desaparecidos, además de miles de personas desplazadas por las inundaciones. El presidente Anura Kumara Dissanayake declaró el estado de emergencia nacional y solicitó ayuda internacional, calificando la tragedia como “el mayor desastre natural en la historia del país”.

Las lluvias cesaron en la capital, Colombo, aunque vastas regiones del centro del país permanecen cubiertas de lodo y escombros. La devastación recuerda al tsunami de 2004, que dejó más de 31,000 muertos en la isla.

En Tailandia, las inundaciones han cobrado la vida de 176 personas, y el gobierno enfrenta críticas por su lenta respuesta, mientras que en Malasia se reportan dos víctimas fatales en el estado de Perlis.

La región enfrenta actualmente su temporada monzónica anual, pero los especialistas advierten que el cambio climático ha intensificado las lluvias y tormentas, al aumentar la capacidad de la atmósfera para retener humedad.