La pandemia de Coronavirus en Querétaro ha dejado familias rotas; así lo ha atestiguado la enfermera Teresa Romero al narrar pasajes de su ejercicio profesional en la lucha por defender la vida de pacientes hospitalizados a causa de Covid-19.
Teresa Romero equiparó el momento actual a una guerra, al ver “gente que muere de una forma muy terrible; familias completas que se han tenido que internar y que han salido incompletas”.
Reconoció que es muy doloroso asumir que quienes fallecen por la enfermedad son seres queridos para sus familias, pues dicho desgaste emocional es mucho mayor al cansancio producido por su trabajo: “siempre hemos pensado que ese paciente es el papá de alguien, el hermano de alguien, el hijo de alguien, la mamá de alguien; es una persona que le hace falta a su familia”.
Señaló que los mitos, las noticias falsas y los prejuicios provocan que muchos busquen ayuda hospitalaria demasiado tarde, o lo hagan luego de sufrir complicaciones severas.
Sin embargo, dijo, el trabajo del personal de salud será siempre “darles todo lo que hay y todo lo que sabemos, para que salgan adelante”.
Agregó que su jornada normal de trabajo es de 12 horas, dentro de un pesado equipo de protección personal y sudando todo el tiempo.
Su experiencia se torna aún más pesada cuando ve o escucha que muchas personas todavía no se convencen de usar un simple cubreboca.
Señaló que una de las peores caras de la enfermedad es “toda la ignorancia y toda la información errónea que se ha dado; eso nos está dando anímicamente mucho, muy fuerte, a todos los que estamos aquí”.
Una de las historias que más la han estremecido es la de un matrimonio de adultos mayores, quienes llegaron al hospital muy graves de COVID-19 y que manifestaron desconocer el origen de su contagio.
A pesar de su gravedad, los familiares de la pareja no aceptaron que se les aplicara el procedimiento de intubación, por lo que fallecieron; sin embargo, detalló, los dos se animaban mutuamente con expresiones cariñosas y se tomaban de las manos.
Teresa Romero afirmó que como ese caso hay mil más, y se lamentó por la gente que sigue sin creer que esta enfermedad sea real: “la gente que no cree tristemente va a tener que sufrir alguna pérdida personal, para creer”, dijo.
Por ello recomendó el uso del cubreboca, así como el continuo lavado de manos.
“Qué triste que tengas que averiguar que la enfermedad sí existía en la cama de un hospital y con un tubo en tu garganta y en ese momento tengas que decir ¡ah caray!, sí era cierto”, aseguró.