Algunos de los más grandes músicos en la historia suelen no ser tan reconocidos, sobre todo por nuevas generaciones que no tienen la oportunidad de escucharlos. Pero no por eso dejan de ser influyentes.
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Un buen ejemplo es el de Frank Zappa, un compositor y guitarrista prodigioso que no contaba con muchos éxitos de radio, pero que sonaba constantemente en los garajes de las bandas amateurs que deseaban destilar su estilo para generar uno propio.
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El rock de Zappa no es fácil de digerir, pues de ser demasiado duro, intrincado, pero siempre inspirado. Su música es algo así como el hardbop del rock.
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Tampoco era fácil –ni barato- seguirle el paso. La velocidad vertiginosa con la cual creaba música y discos era notable. La facilidad con que componía temas lo llevaba a lanzar varios discos al año, como en 1981, cuando editó -ni más ni menos- que la cantidad de 5 álbumes. Y tampoco fue el único año que lo hizo.
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A menudo se relaciona el nombre de Zappa con el de iconoclasta. Esta es una adecuada descripción. Frank Zappa era creativo y subversivo. Sus canciones solían estar llenas de ironía, pero también de verdades. Como aquella que pregunta “¿Cuál es la parte más fea de tu cuerpo?”. Y la respuesta es aún mejor… “Unos dirían que tu nariz, otros dirían que los dedos de tus pies, pero yo pienso que es tu mente”.
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El debut de Zappa se dio en 1966 con la placa Freak Out! En esta, debutó con el grupo que originalmente llevaría por nombre The Mothers, pero que fue considerado demasiado agresivo por su disquera. Por ello, se modificó a The Mothers of Invention, acertada descripción del colectivo.
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En muy poco tiempo -y años después de que apareciera en televisión tocando una bicicleta como instrumento musical- Zappa pulió su estilo. O sus estilos. En 1968, presentó un material que lo definió ante su público; We’re only in it for the money (Sólo estamos aquí por el dinero), una parodia en estructura y presentación al Sgt. Pepper de The Beatles, cuando la mayoría del público aún trataba de definir lo que era el material del cuarteto de Liverpool.
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Sus títulos eran ingeniosos y su música, inspiradora. Zappa podía ir de lo íntimo de un blues con su guitarra, a lo rítmico del reggae. Lo experimental era parte de su estilo, así como la improvisación. Podían ser tracks de 30 segundos o de 20 minutos, no importaba. Y lo mismo podía colaborar con The Animals o John Lennon (con quien tuvo un famoso desencuentro), que con Jean-Luc Ponty, violinista extraordinario.
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Frank Vincent Zappa nace el 21 de diciembre de 1940 en Baltimore, Maryland, Estados Unidos. Durante su vida profesional, de 1966 a 1993, dio a conocer 62 discos. De manera póstuma, se han editado otros 54 materiales.
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Su último álbum, The Yellow Shark, salió un mes y dos días antes de su muerte a causa del cáncer. Fue el 4 de diciembre de 1993 cuando se dio la fatídica noticia del fallecimiento del músico a los 52 años de edad. Zappa vivió poco, pero dejó mucho. Y como se diría Zappa a sí mismo… durante ese tiempo “calló y tocó su guitarra”. En 2020 lo recordamos en lo que sería su cumpleaños número 80.
