Bienestar

Ciudades compactas: la clave para reducir contaminantes

Caminar y usar la bicicleta son las formas más sostenibles de transporte, pero para que estas alternativas sean viables es necesario rediseñar las ciudades.

Así lo afirmó Manuel Suárez Lastra, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, quien subrayó la importancia de construir urbes compactas y amables con sus habitantes.

“No se trata de que el trabajo quede a dos cuadras, pero sí de que actividades como ir al supermercado, comer fuera o comprar lo básico estén a distancias caminables”, explicó el experto en transporte y estructura urbana.

Según investigaciones, las personas están dispuestas a caminar entre 10 y 20 minutos, lo que equivale a 800 metros o 8 cuadras. Con bicicletas, el rango se extiende a 15 o 20 minutos, aproximadamente 3 kilómetros.

Infraestructura clave para bicicletas y caminatas

Para fomentar el uso de bicicletas, Suárez Lastra destacó la necesidad de infraestructura segura, con ciclovías y espacios para estacionarlas sin riesgo de robo.

Además, propuso que los desarrollos urbanos incorporen usos de suelo mixto, como las colonias antiguas en la Ciudad de México, donde los edificios combinan viviendas con comercios y oficinas en la planta baja.

Sin embargo, en las periferias, esta estructura ha dado paso a fraccionamientos cerrados donde el automóvil es indispensable hasta para las actividades más básicas.

“Hay que condicionar el desarrollo urbano para que incluya estas características. Por ejemplo, permitir un nivel más en los edificios a cambio de que la planta baja sea para comercios o servicios”, propuso.

Transporte sostenible y la huella de carbono

El transporte es una de las principales fuentes de contaminación en el mundo. Según la ONU, genera una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.

En este contexto, caminar y usar bicicletas se posicionan como las alternativas más sostenibles. Además, cambiar a transporte público o compartir automóviles puede reducir significativamente la contaminación.

“Con la misma energía que se usa para caminar un kilómetro, en bicicleta se pueden recorrer tres”, destacó Suárez Lastra.

En el caso de vehículos eléctricos, aunque reducen la huella de carbono, aún dependen de fuentes de energía que, en su mayoría, provienen de combustibles fósiles.

Hacia un modelo de ciudades sostenibles

Las ciudades compactas no solo fomentan el transporte sostenible, sino que también acortan distancias y mejoran la calidad de vida, agregó el investigarod de la UNAM.

Implementar estas acciones requiere un esfuerzo conjunto entre gobiernos y ciudadanos, quienes pueden contribuir eligiendo caminar, usar bicicleta o transporte público en sus traslados cotidianos.

Reducir el uso del automóvil y optar por alternativas más sostenibles no solo disminuye la huella de carbono personal, sino que también ayuda a mitigar la contaminación del aire, beneficiando a toda la población urbana.

“El problema no es que nos movamos, sino cómo lo hacemos”, reiteró el universitario.

Con información de la UNAM.

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