“Toda persona mayor de edad con capacidad jurídica, a quien se le haya diagnosticado la muerte, se presumirá donante de órganos, tejidos y células con fines terapéuticos, salvo que constare manifestación de su voluntad en contrario”.
El Senado de la República aprobó las modificaciones a la Ley General de Salud en materia de donación de órganos. De ser aprobada por la Cámara de Diputados, todos los mexicanos que sean mayores de edad y no hayan especificado por diferentes vías que no lo desean, serán donadores de órganos.
En caso de que las personas decidan que no quieren donar sus órganos, deberán expresarlo a través de medios electrónicos públicos o privados, y la constancia obligatoriamente tendrá que ser acompañada de la firma del ciudadano, en dichos documentos pueden especificarse también si serían donadores parciales o totales.
El Senado de la República asegura que esta reforma pondrá fin a los problemas de tráfico, venta ilegal y claro, la escasez de órganos.
Pero el tema va más allá del rechazo de la gente, los tabúes religiosos o la idiosincracia de la gente, el tema es económico nuevamente, a México le cuesta entre 150 y 450 mil pesos al año en diálisis, hemodiálisis y complicaciones, cada paciente que se encuentra en lista de espera de donación de órganos. Con ello, el IMSS se gasta el 24% de su presupuesto total, casi 60 millones de pesos al año. Sumado a ello, la Organización Mundial de la Salud, dice que la hemodiálisis y la diálisis son un tratamiento preparatorio al transplante, y el paciente sólo puede estar máximo un año en dicho proceso, sin embargo en nuestro país, la gente dura de 10 a 15 años.