Es una enfermedad no mortal, pero con sensación de muerte. La ansiedad es el trastorno psiquiátrico más importante a nivel global, con el que viven más de 264 millones de personas de acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, afirmó Miguel Pérez de la Mora, investigador de la UNAM.
La ansiedad es nuestra amiga porque es una respuesta adaptativa que prepara a un individuo a predecir y contender con un peligro potencial; no obstante, aún se desconoce con precisión por qué sobrepasa la intensidad del estímulo y se vuelve patológica o enemiga, dijo en la charla “Ansiedad: ¿amiga o enemiga?”, en el arranque de las actividades de la Semana del Cerebro 2019, en la Universidad Nacional.
Palpitaciones, sudoración, aumento de la tensión muscular y de la respiración, dolores físicos, dilatación de la pupila, temblores, inquietud, preocupación excesiva y desproporcionada son algunos de los síntomas, pero el más desconcertante es que aparece “sin siquiera estar invitada”.
En el auditorio Antonio Peña Díaz, del IFC, el investigador de la División de Neurociencias mencionó que este trastorno tiene diferentes niveles de prevalencia, y aunque puede iniciar en la adolescencia, alcanza su máximo nivel en la etapa más productiva de la vida laboral, social y afectiva, como fue el caso del científico Charles Darwin.
Cada año, la UNAM crea un espacio para dar a conocer los avances de las investigaciones relacionadas con este órgano, y para promover entre el público de todas las edades el interés por las neurociencias y el cuidado del sistema nervioso.
Causas
En el caso de la población mexicana, entre las principales causas de la aparición de la ansiedad están: el estrés excesivo, las alteraciones en el funcionamiento de alguno de los sistemas de neurotransmisores, la relación con enfermedades psicosomáticas y el resultado de la mala interacción de la genética de un individuo con el ambiente, indicó el también exinvestigador del Departamento de Biofísica de la University College London.
En su modulación participan varias regiones del cerebro, así como numerosos neurotransmisores y neuromoduladores, además de la amígdala cerebral, precisó.
Ante decenas de estudiantes que se reunieron en la conferencia inaugural de la Semana del Cerebro 2019, Pérez de la Mora detalló que la ansiedad tiene una comorbilidad con la depresión, pero ninguna es condicionante para la otra, “como se ha establecido”.