Expertos de la Facultad de Economía de la UNAM han publicado un estudio que destaca la importancia de dejar de adquirir automóviles para uso particular y enfocarse en mejorar los servicios públicos de transporte para lograr un progreso sostenible en México.
Según el estudio, esta transición es crucial para alinearse con los Objetivos del Desarrollo Sustentable (ODS) propuestos por la ONU, evitando gastos innecesarios y fomentando la eficiencia en el gasto.
En un artículo reciente del Journal Economic Literature, Luis Miguel Galindo, Karina Caballero Güendulain y Luis Fernando González Martínez enfatizan la necesidad de considerar el impacto en los niveles de ingreso de la población al implementar políticas para reducir emisiones contaminantes.
Los investigadores analizaron datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) 2020, encontrando que los servicios públicos representan aproximadamente el 25% del gasto total en los hogares, limitando el acceso a otros bienes y servicios, especialmente para los grupos de ingresos más bajos.
González Martínez detalla que una estrategia de precios que reduzca los costos de la electricidad y el transporte público puede contribuir significativamente al bienestar de la población y facilitar la transición hacia el desarrollo sostenible.
Reducir la inversión en transporte del 24.5% al 14.5%, por ejemplo, podría generar ahorros del 10 al 20%, facilitando la transición hacia una economía baja en carbono.
El investigador destaca que, al aumentar los ingresos familiares, la tendencia a pasar del transporte público al privado debería contrarrestarse, promoviendo en cambio el uso del transporte masivo.
Sin embargo, en México, el aumento del ingreso se asocia con un aumento en la propiedad de automóviles, accidentes y emisiones de gases de efecto invernadero, contradiciendo las metas internacionales para 2050.
Según datos de la ONU, en México, el gasto máximo recomendado para electricidad, calefacción o agua es del 25.8%, superior al 25% sugerido.
El transporte público representa el 4.7% del gasto total en hogares del decil 1, pero solo el 1% para el decil 10, lo que destaca la disparidad en el acceso a servicios esenciales.
González Martínez sugiere que, aunque se ha propuesto aumentar los impuestos a las gasolinas para desincentivar el transporte privado, es esencial recordar que actualmente están subsidiadas por el Estado.
Propone una disminución del consumo de gasolinas y subsidios para el transporte público como herramientas para lograr la transición energética.
El investigador también señala que en la Ciudad de México se favorece el transporte privado en lugar del público, subrayando la importancia de invertir en sistemas de movilidad pública eficientes y sostenibles, como Trolebús o Cablebús, que no generan emisiones contaminantes derivadas de la quema de gasolinas.
