De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública, casi 40% de la población adulta en México tiene sobrepeso y poco más de 35% tiene obesidad.
Con esto, el país se ubica en el segundo lugar a nivel mundial con esta problemática, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Por su parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señala que en el país, la desnutrición crónica afecta a 7.7% de la población en zonas urbanas y 11.2% en zonas rurales.
Estas cifras dan cuenta de un problema en común: los malos hábitos alimenticios. Datos de Statis revelan que sólo el 6.6% de los mexicanos consume alimentos saludables toda la semana, 30% refiere que los consume de una a dos veces por semana, 47.5% de tres a cuatro veces y 15.8% de cinco a seis.
Los principales alimentos saludables identificados por la población son las ensaladas y las verduras al vapor.
La malnutrición es un problema grave que va más allá de consideraciones estéticas. Los alimentos altos en carbohidratos simples, que sirven a modo de calorías huecas, tienen un impacto fuerte en el cuerpo, y a eso se acompañan deficiencias de vitaminas y minerales.
Eso ocasiona un malestar general, fatiga, pesadez y hasta dolores musculares que terminan por afectar el rendimiento laboral de los colaboradores de una empresa.
“El efecto postprandial, conocido también como ‘mal del puerco’ en México, es una de las muchas afectaciones visibles en un clima laboral en el que predomina la mala alimentación. Pero va mucho más allá de eso. Los colaboradores con déficit de nutrientes pueden desarrollar otros padecimientos que afectan su rendimiento u ocasionar problemas como dolores de cabeza o afectaciones cardiacas que pueden traducirse en ausencias laborales”, explica Leonel Hernández, CEO en México de Care Assistance, empresa enfocada a apoyar compañías para generar planes y acciones para la salud y el bienestar de sus colaboradores.
Consecuencias en el largo plazo
La falta de programas integrales de cuidado al bienestar de los trabajadores puede tener consecuencias en el funcionamiento y operación de una empresa. Pero también tiene efectos nocivos para la población de un país en el largo plazo. Según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la malnutrición trae consigo enfermedades cardiovasculares, asociadas sobre todo a la hipertensión arterial, así como algunos cánceres, y diabetes.
Incluso, la falta de atención a problemas de nutrición puede encallar en problemas cognitivos, que van desde el deterioro de la memoria hasta la capacidad funcional del cerebro, que impacta en los niveles de atención y concentración de una persona. La mayoría de las enfermedades causadas por una mala nutrición dejan estragos a lo largo de décadas posteriores a su desarrollo. La falta de atención y diagnóstico temprano tiene el potencial de desencadenar problemáticas graves en el largo plazo.
Atención y cuidado integral
“La cultura de alto rendimiento contemporánea soslaya con frecuencia la importancia de una alimentación saludable y balanceada, para enfocarse solamente en bajar o subir de peso. Por ello es fundamental que las empresas se preocupen por la buena alimentación de sus colaboradores. Ofrecer consultas periódicas con nutriólogos o un acompañamiento continuo al bienestar físico de los equipos de trabajo de una compañía. En el fondo, ese tipo de afectaciones impactan la productividad y hasta la armonía de un entorno laboral”, comenta Sebastián Levin, Co founder de Care Assistance.
Al ser la nutrición un problema que afecta el rendimiento laboral, las empresas deben enfocarse en planes integrales de cuidado del bienestar de sus colaboradores que fomenten una alimentación saludable y balanceada. Al final del día, se puede incluso ver como una inversión para el futuro y el desarrollo de la empresa.
