Acinetobacter baumannii es uno de los principales responsables de infecciones en hospitales, particularmente en pacientes críticos en unidades de cuidados intensivos.
Este “bicho” se caracteriza por su capacidad para desarrollar una resistencia a múltiples antibióticos, lo que lo convierte en una de las principales amenazas en la salud global.
En los últimos años, la resistencia del Acinetobacter baumannii ha aumentado de manera alarmante, lo que dificulta aún más su tratamiento.
En un seminario reciente organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expertos de la Red del Plan Universitario para el Control de la Resistencia Antimicrobiana (PUCRA) destacaron que en México, Acinetobacter baumannii es el patógeno con mayor resistencia a antibióticos, siendo responsable de una gran proporción de muertes relacionadas con infecciones nosocomiales.
Según los datos de este estudio, hasta el 20% de las muestras de Acinetobacter baumannii registradas son resistentes a todos los antimicrobianos disponibles.
Además de Acinetobacter baumannii, otros cinco patógenos también están entre los más resistentes a los antibióticos.
Estos incluyen Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Streptococcus pneumoniae, y Pseudomonas aeruginosa. Juntos, estos microorganismos causan el 73% de las muertes relacionadas con la resistencia antimicrobiana, según la información discutida durante el seminario.
En particular, las infecciones por Acinetobacter baumannii son frecuentes en pacientes inmunocomprometidos, aquellos que reciben ventilación mecánica o tienen heridas graves.
La resistencia a antibióticos, especialmente a carbapenémicos, ha convertido a este patógeno en una amenaza significativa para los sistemas de salud, dada la dificultad de encontrar tratamientos efectivos.
En algunos casos, se recurre a antibióticos de última línea, como la colistina o la tigeciclina, aunque su efectividad no siempre es garantizada.
El Acinetobacter baumannii tiene la capacidad de intercambiar genes de resistencia con otros patógenos igualmente problemáticos, como Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas aeruginosa.
Este intercambio de información genética ocurre en diversas especies animales, incluyendo ganado y mascotas, lo que genera nuevos focos de propagación y aumenta la dificultad de controlar su difusión, tanto en hospitales como en comunidades.
El panorama de la resistencia antimicrobiana en México es alarmante. Según la investigadora María Guadalupe Miranda Novales, Escherichia coli es el patógeno que más frecuentemente se aísla en muestras de sangre y orina.
En segundo lugar, Staphylococcus aureus presenta también una alta resistencia a los antibióticos, especialmente a las cefalosporinas de tercera y cuarta generación y las fluoroquinolonas.
Covid-19 y la resistencia microbiana
El aumento de la resistencia antimicrobiana se ha visto acelerado por la pandemia de COVID-19, ya que durante este período se incrementó el uso de antibióticos.
Esto ha complicado aún más el tratamiento de infecciones urinarias, especialmente en el caso de Klebsiella pneumoniae, una de las bacterias más comunes en infecciones urinarias complejas.
La resistencia a los antibióticos también representa un desafío en el tratamiento de infecciones pulmonares causadas por Pseudomonas aeruginosa.
Aunque la tasa de resistencia de este patógeno no es tan elevada, se ha observado un aumento en las cepas pandrógoro-resistentes, lo que limita las opciones de tratamiento y genera nuevos riesgos en pacientes hospitalizados.
Los esfuerzos para abordar la resistencia antimicrobiana se están concentrando en la investigación de nuevos tratamientos y estrategias de manejo.
A través de la secuenciación genómica, investigadores como Santiago Castillo Ramírez, del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, están recopilando datos para entender mejor la evolución de Acinetobacter baumannii y su capacidad para intercambiar genes de resistencia, lo que podría abrir nuevas vías para la prevención y tratamiento de las infecciones causadas por este patógeno.
En cuanto a las posibles soluciones terapéuticas, se están evaluando nuevos antibióticos como el cefiderocol, una cefalosporina siderófora que ha mostrado ser prometedora en el tratamiento de infecciones resistentes a los carbapenémicos.
Este tratamiento podría ofrecer una alternativa efectiva frente a la creciente amenaza de la resistencia antimicrobiana, pero su uso generalizado aún enfrenta obstáculos, como la necesidad de más investigaciones clínicas.
Los expertos coinciden en que es fundamental mejorar las políticas de prescripción de antibióticos y reforzar las medidas de control en los hospitales para evitar la propagación de patógenos multirresistentes.