Publicidad
Ciencia

Bacteria del Golfo de México logra degradar poliuretano en solo 15 días

Una bacteria denominada Stutzerimonas frequens, hallada a mil metros de profundidad en el Golfo de México, fue identificada por científicas del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM como una opción prometedora para degradar poliuretano, uno de los plásticos más persistentes en el ambiente.

Las investigadoras Liliana Pardo López y Nallely Magaña Montiel explicaron que esta cepa, también conocida como GOM2, forma parte de una colección de más de 300 bacterias recolectadas en campañas oceanográficas desde 2015 por el laboratorio de Biotecnología Marina del IBt.

Según datos citados por las expertas, desde mediados del siglo pasado se han generado más de 8,300 millones de toneladas de plásticos, de las cuales solo 9% se recicla, 12% se incinera y 79% termina acumulado en tierra o en cuerpos de agua. El poliuretano, en particular, se encuentra incluso en glaciares y en las zonas más profundas del océano.

Pardo López detalló que cada año se producen alrededor de 18 millones de toneladas de este material, pero solo 29.7% se recicla. El resto se convierte en desecho ambiental.

Un hallazgo en las profundidades

El equipo del IBt decidió estudiar bacterias del Golfo de México debido a su exposición constante a hidrocarburos naturales y a la actividad petrolera, lo que las ha adaptado a “comer” compuestos complejos.
De las 300 cepas analizadas, 80% fue capaz de degradar algún tipo de plástico, y 20% logró consumir hasta tres diferentes.

La Stutzerimonas frequens destacó por su eficiencia: en 15 días logró degradar 30% del poliuretano, un proceso que de manera natural tomaría siglos, según el artículo publicado por las investigadoras en la revista Marine Pollution Bulletin.

Magaña Montiel subrayó que la bacteria no solo degrada el plástico, sino que produce menos residuos tóxicos que otros microorganismos. Además, los compuestos resultantes podrían aprovecharse para fabricar bioplásticos o desarrollar productos con actividad antimicrobiana y antifúngica.

En colaboración con Denhi Schnabel, el equipo realizó pruebas con embriones de pez cebra para evaluar los efectos de los subproductos. Los resultados mostraron una reducción del 80% en la mortalidad, lo que indica una menor toxicidad del proceso.

Próximos pasos

Las científicas trabajan ahora en identificar otras bacterias capaces de degradar los compuestos que permanecen, con la visión de que, en el futuro, sea posible “comprar un sobre” de microorganismos para eliminar residuos plásticos domésticos.

El grupo también inició estudios de transcriptómica, con el fin de conocer qué genes se activan durante la degradación y avanzar hacia la ingeniería metabólica de estos organismos.

“Los plásticos son mezclas complejas. Una sola bacteria no puede degradarlo todo, por eso en la naturaleza lo hacen en equipo: lo que una no consume, lo aprovecha otra”, concluyó Pardo López.

Con información de la UNAM.

Publicidad
Publicidad