Buscan hacer biogás de nopal más rápido y sin desperdiciar tanto
Si creías que el nopal solo servía para los tacos o la dieta, piénsalo dos veces: un grupo de investigadoras e investigadores de la UNAM está buscando sacarle más jugo —bueno, más biogás— a los residuos del nopal, especialmente al famoso “nopal verdura”, del que México produce casi un millón de toneladas al año.
Pero, ¿qué tiene de especial? Resulta que hasta el 15% del nopal se desperdicia entre la cosecha y la limpieza. Imagina: de cada tonelada, 150 kilos terminan en el suelo o en la basura. Aquí es donde entra la ciencia y la creatividad mexicana.
¿Cómo se hace biogás de nopal?
Simón González Martínez, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, lidera el equipo que está metiéndose hasta la baba del nopal (sí, la babita esa que te da asquito), para entender cómo obtener más biogás, más rápido y sin perder tanto.
Lo que buscan es un equilibrio entre la fermentación y la producción de energía. Si todo sale bien, podríamos tener una fuente de energía más limpia y barata… ¡y aprovechar lo que hoy tiramos!
El truco está en dos pasos: primero, unas bacterias transforman los carbohidratos del nopal en alcoholes como el etanol.
Después, otros microorganismos (los metanógenos) se comen los “desperdicios” y producen el biogás, que tiene metano y dióxido de carbono. Pero ojo: si el proceso se desbalancea y se produce más ácido del que los metanógenos pueden “tragar”, se arruina el asunto.
¿Por qué el nopal?
El nopal tiene mucha agua (¡hasta el 95% de su peso!) y una sustancia viscosa llamada mucílago. Esto complica transportar y procesar el material, porque el pH baja y la fermentación se pone difícil. Pero el nopal también tiene un alto contenido de carbohidratos, lo que acelera la fermentación y ayuda a generar energía más rápido.
Lo mejor es que nada se tira: después de sacar el biogás, los residuos que quedan sirven para mejorar el suelo agrícola. Son más higiénicos y útiles que el estiércol común y pueden sustituir compostas de baja calidad o fertilizantes que dañan el medio ambiente.
¿Y en dónde pasa esto?
Aunque ya hay empresas en San Luis Potosí y Aguascalientes produciendo biogás de nopal, lo hacen a pequeña escala y sin procesos óptimos.
El equipo de la UNAM quiere llevar esta tecnología a Milpa Alta, el principal productor nacional de nopal, para que el biogás sea una realidad para más familias y agricultores.
Como dice Simón González, el reto está en encontrar el equilibrio perfecto para que el proceso sea rápido, eficiente y aprovechando cada penca (y cada babita). ¿Te imaginas que la energía de tu casa venga del nopal de tu desayuno?
Con información de la UNAM.







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