Un “latigazo hidroclimático” es una serie de cambios abruptos entre periodos de clima extremadamente húmedo y sequías intensas.
Se trata de un fenómeno que se ha intensificado debido al cambio climático.
Este tipo de oscilación no solo ha generado crisis en el manejo del agua, sino que ha creado condiciones que exacerban incendios forestales y desastres naturales, como los ocurridos durante el mes de enero en la zona de Los Ángeles, California, de acuerdo con un estudio de la UCLA.
California: Un caso extremo de oscilación climática
En los últimos años, California ha experimentado los efectos devastadores del latigazo hidroclimático:
- 2022-2023: El estado sufrió lluvias récord, deslizamientos de tierra y nevadas extremas.
- 2024: Un verano con calor sin precedentes secó la vegetación que creció tras las lluvias, creando un ambiente altamente inflamable.
- 2025: La temporada de lluvias comenzó de forma inusualmente seca, lo que, junto a la vegetación reseca, ha provocado incendios forestales severos.
Estos eventos reflejan el impacto del cambio climático en la aceleración de este fenómeno, según un artículo publicado en Nature Reviews.
¿Por qué ocurre el latigazo hidroclimático?
Un factor clave es la “esponja atmosférica en expansión”, que describe cómo la atmósfera, al calentarse, puede absorber, evaporar y liberar un 7% más de agua por cada grado Celsius adicional. Esto amplifica tanto las lluvias extremas como las sequías severas.
“El calentamiento global no solo causa más fenómenos extremos, sino que también acelera la transición entre ellos”, explica Daniel Swain, investigador principal de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
El latigazo hidroclimático afecta directamente la capacidad de las ciudades para manejar el agua:
- Inundaciones: Las precipitaciones extremas saturan el suelo, provocando deslizamientos de tierra y destruyendo infraestructuras.
- Sequías: La atmósfera más caliente absorbe agua del suelo y las plantas, agravando la aridez.
- Incendios forestales: La vegetación que crece rápidamente tras lluvias intensas se seca durante las sequías, convirtiéndose en combustible para incendios.
En California, este patrón cíclico ha expuesto vulnerabilidades en la infraestructura hídrica y ha impulsado debates sobre nuevas estrategias de gestión del agua.
Swain y su equipo subrayan la necesidad de una gestión conjunta de las sequías y las inundaciones. Esto incluye:
- Diseñar infraestructuras capaces de retener grandes volúmenes de agua en temporadas húmedas para usarla en periodos de sequía.
- Adaptar las políticas de urbanización y uso del suelo para minimizar riesgos por deslizamientos e incendios.
- Reducir las emisiones globales de carbono para desacelerar el calentamiento y, con ello, la intensificación de los cambios climáticos extremos.
¿Qué sigue?
El futuro de California está marcado por escenarios climáticos cada vez más extremos. Aunque las proyecciones indican que los latigazos hidroclimáticos continuarán aumentando, cualquier esfuerzo por limitar el calentamiento global podría mitigar su intensidad.
“Cada fracción de grado cuenta”, concluye Swain. Esto no solo es cierto para California, sino para el mundo entero, ya que las oscilaciones climáticas ya están afectando regiones como el norte de África, el Medio Oriente y Asia meridional.
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