Un equipo de científicos de la UNAM y de España descubrió en Oaxaca algo sorprendente: el oro y la plata que brillan en los yacimientos no siempre llegaron ahí disueltos en fluidos como se pensaba… a veces lo hicieron en forma de diminutas gotas metálicas, tan pequeñas que solo se pueden ver con un microscopio electrónico.
Este descubrimiento se hizo en la mina Natividad, al sur de México, donde desde hace siglos se extraen estos metales preciosos.
Los investigadores encontraron en las rocas restos de “nanofundidos”, es decir, gotitas de oro y plata solidificadas, que se generaron cuando el magma caliente subió desde las profundidades de la Tierra.
Así fue el hallazgo
Para llegar a esta conclusión, los científicos analizaron muestras recolectadas directamente de zonas muy ricas en metales, conocidas como bonanzas.
Estas zonas, según relatan los pobladores y mineros de la región, son pequeñas franjas de roca que brillan con altas concentraciones de oro y plata.
Con ayuda de herramientas de alta tecnología, como microscopía electrónica de resolución nanoscópica, los investigadores pudieron ver estas partículas microscópicas en cristales de cuarzo asociados a las vetas metálicas.
“Normalmente usamos microscopios ópticos”, explicó Néstor Cano, uno de los autores del estudio, “pero en este caso fue necesario un nivel mucho más detallado para entender de dónde salía tanta riqueza en tan poco espacio”.
¿Por qué esto es importante?
El hallazgo, publicado en la revista Nature Communications, podría cambiar por completo la forma en que entendemos cómo se forman los yacimientos de oro y plata.
Hasta ahora se creía que estos metales se transportaban solo disueltos en fluidos calientes que circulan por las rocas.
Pero el equipo de investigación comprobó que también pueden viajar como gotas metálicas en suspensión, lo que abre nuevas posibilidades para buscar yacimientos con alta concentración de metales.
Esto podría ayudar a predecir dónde encontrar nuevas zonas de bonanza, como las que han sido explotadas por siglos en distintas partes del mundo, incluso desde épocas precolombinas.
Un trabajo con historia
La mina Natividad, donde se hizo el descubrimiento, tiene cerca de 300 años de historia y sigue funcionando con métodos principalmente artesanales.
Los mineros locales ya sabían que había zonas ricas, pero ahora la ciencia ofrece una explicación geológica a nivel nanoscópico de cómo se formaron.
Además, este estudio representa la primera vez que en México se investiga la formación de yacimientos minerales a esta escala tan diminuta.
Gracias a esta colaboración internacional, que incluyó al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, ahora sabemos que los metales preciosos pueden viajar como gotas invisibles a simple vista, desafiando lo que creíamos saber sobre la geología.
Con información de la UNAM.