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Ciencia

Retiran estudio que defendía la seguridad del glifosato por conflicto de intereses

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Un influyente estudio publicado en el año 2000, que aseguraba que el glifosato no representaba riesgos graves para la salud, fue oficialmente retractado por la revista Regulatory Toxicology and Pharmacology, tras detectarse conflictos de intereses y participación no declarada de empleados de Monsanto, fabricante del herbicida Roundup.

El artículo, que durante 25 años fue una referencia clave para agencias regulatorias y decisiones políticas en todo el mundo, omitía datos relevantes sobre carcinogenicidad y no transparentó los vínculos económicos de sus autores con la empresa agrícola.

Elsevier, editorial con sede en Países Bajos y responsable de la revista, informó que la revisión comenzó “en cuanto el actual editor tuvo conocimiento de las preocupaciones sobre este artículo hace unos meses”.

Sin embargo, desde 2002 existían denuncias formales sobre posibles conflictos de interés dentro de la publicación, incluyendo una carta firmada por más de 20 científicos que señalaban la falta de independencia editorial.

Antecedentes y revelaciones

El caso resurgió en 2017, cuando se filtraron documentos internos de Monsanto que mostraban la participación directa de sus empleados en la redacción del estudio. Según correos electrónicos divulgados entonces, una científica de la compañía agradecía a un “grupo de personas” que trabajó en el artículo y les obsequió camisetas con el logotipo de Roundup.

Naomi Oreskes, historiadora de la ciencia en la Universidad de Harvard, celebró la decisión. “La comunidad científica necesita mejores mecanismos para identificar y retractar artículos fraudulentos”, declaró a la AFP.

Por su parte, Lynn Goldman, de la Universidad George Washington, recordó que las razones de la retractación “coinciden perfectamente con lo que denunciamos en su momento”.

El glifosato, bajo la lupa

Comercializado desde la década de 1970, el glifosato es el ingrediente activo del herbicida Roundup y ha sido objeto de múltiples litigios por presuntos casos de cáncer. En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS lo clasificó como “probable carcinógeno”.

Pese a ello, Monsanto —hoy propiedad de Bayer— ha mantenido que su producto es seguro. La empresa afirmó que su participación en el estudio no ameritaba autoría y que fue mencionada “debidamente en los agradecimientos”.

Especialistas como Nathan Donley, del Centro para la Diversidad Biológica, advirtieron que la retractación difícilmente modifique la postura de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, pero sí podría influir en los reguladores europeos.

John Ioannidis, investigador de la Universidad de Stanford, señaló que este caso podría ser “solo la punta del iceberg” dentro de la literatura científica. “Hay muchos artículos con conflictos de intereses no declarados, pero son muy difíciles de descubrir sin revisar archivos internos”, afirmó.

Con información de AFP

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