¿Sabías que el pigmento azul casi no existe en la naturaleza?

El pigmento azul es muy llamativo, pero en realidad es muy escaso en naturaleza, te contamos más de él.

La naturaleza y los seres vivos son los principales componentes de la vida en el planeta, ya que, gracias a la diversidad y evolución, los animales, los insectos, los hongos, las plantas, y los seres vivos en general muestran un abanico de posibilidades en el mundo, adaptándose a sus condiciones que ha sido objeto de estudio de los biólogos y científicos.

Una de las características visibles en el planeta, es la gama de colores que nuestro espectro visible como seres humanos se nos es permitido, pues, a diferencia de los animales que cuentan con una visión limitada, como los perros, o una amplia gama de colores ultravioleta como las moscas que nosotros no vemos, tenemos una buena capacidad de percibir una gran gama de colores.

Entre todos los colores, uno que ha llamado la atención, tanto en la naturaleza como en la vida de los seres humanos, es el color azul, sea por que destaque o su belleza, el ser humano ha estado fascinado en este color. Tomemos, por ejemplo, el arte, ya que desde el Renacimiento, este color ha llamado la atención de los artistas e inclusive se le adjudica a pinturas de corte religioso o de la realeza, debido a que su extracción y uso era caro y escaso.

El color azul

El color azul forma parte del espectro visible del ser humano, así como de los seres vivos. Es percibido ante la fotorrecepción de una luz cuya longitud de onda mide entre 460 y 482 nanómetros. Es el color del frío, la introversión y la apertura, e históricamente ha estado ligado al arte mediante el uso del lapislázuli, una gema muy apreciada por tener el color azul más puro en la naturaleza.

La palabra azul quizás tenga su derivación en el árabe hispánico, de la palabra lazawárd, que significa lapislázuli. Se ha encontrado también en el persa laǧvard o lažvard, y en el sánscrito rājāvarta, que significa ‘rizo del rey’.

Lo percibimos gracias a que, en nuestros ojos se encuentran entre seis y siete millones de células sensibles llamadas conos, donde el ojo contiene tres tipos diferentes de conos y cada tipo es más sensible a una longitud de onda de luz particular, que puede ser rojo, verde o azul.

Este color ha sido muy preciado en el arte y decoración, ya que era difícil de obtener, lo que hizo que azules como el ultramarino fuera el más prestigioso para movimientos como el Renacimiento, pues solo quienes tuvieran el dinero podían costear el uso de este pigmento. El color azul, además de ser usado en el arte, también fue preciado en la fabricación de ornamentos como la cerámica, o en el uso de textiles.

El azul en la naturaleza

El color azul en los seres vivos y en la naturaleza es particularmente escaso, pues existen muy pocos animales que produzcan pigmentos azules y buena parte de los que producen este color, lo hacen mediante la dispersión de la luz. En algunos animales, este efecto lo logran con una estructura microscópica de sus escamas o plumas.

Cuando vemos un objeto azul, este se encuentra absorbiendo parte de la luz, haciendo que el resto de la luz que vemos refleje un color. Por ejemplo, cuando observamos una flor azul, en realidad está absorbiendo la parte roja del espectro. Para las plantas, generar tales moléculas es difícil y complejo, por lo que las flores azules son producidas por menos del 10% de las especies de plantas con flores en el mundo.

Hay animales que sí producen este pigmento, pero son raros, como el pez mandarín y alguna salamandra. En el resto, este se trata de una ilusión óptica compuesta por la composición de sus estructuras que reflejan más este color, como en la mariposa Morpho o muchas aves con este color. En realidad, no existe ni un solo animal vertebrado capaz de crear pigmento azul en su organismo.

En el caso de los minerales, para que el color azul se logra, tienen que pasar por un proceso poco usual que está relacionado con la diferencia de energía. Por ejemplo, en el caso del lapislázuli, tres átomos de azufre están unidos dentro de una res cristalina, que pueden unir o liberar un solo electrón.

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