Les ha llegado el turno. Ya han calentado en banda y les toca salir. Cada uno de los integrantes de esta alineación se ha ganado el puesto por haber seguido la senda de su padre en esto del fútbol. Muchos incluso mejoraron los logros de sus progenitores y algunos hasta les han dado nietos que no han dudado en continuar la tradición familiar.
Pepe Reina. De puerta a puerta. El hijo de Miguel Reina se enfundó los guantes imitando lo que veía en casa. Eso sí, le ha tocado ganarse el pan en otro siglo y, tras pasar por Barça y Villarreal, empezó a cruzar fronteras. Triunfó en el Liverpool y luego jugó, con distinto éxito, en Bayern, Nápoles y Milan, y ahora, recién vuelto a la Premier, en el Aston Villa.
Paolo Montero. El defensa uruguayo es otro que tuvo una carrera más internacional que quien le transmitió los genes futboleros, Montero Castillo. Central de la Juventus entre mediados de los 90 y comienzos del presente milenio, ganó cuatro veces el Scudetto con la Vecchia Signora, pero estuvo gafado en la Champions, con tres finales perdidas.
Manolo Sanchís. Comparte con su procreador nombre, apellido, club y demarcación. A mediados de los 90, en una publicidad de Mitsubishi, un anciano preguntaba: ¿Y el Madrid, qué, otra vez campeón de Europa? Sanchís padre jugaba en 1966 en el equipo al que se refería ese señor, y el hijo, en el que le quitó el sentido a ese chiste en 1998.
Paolo Maldini. Lo hemos convocado ya unas cuantas veces: como veterano en la élite, como one club man, entre los mundialistas con más partidos… Hoy entra en el once como hijo de Cesare Maldini, cuyo testigo tomó en el Milan antes de cumplir la mayoría de edad y al que ha dado un nieto que acaba de seguir los pasos de sus ascendientes.
Ianis Hagi. A día de hoy, es un joven talento con un gran reto ante sí: devolver el fútbol rumano al alto nivel al que lo llevó su padre, Gica. Ser el retoño del Maradona de los Cárpatos es una forma de presión para el chaval, pero también puede servirle de acicate para impulsar una carrera todavía en ciernes.
Daley Blind. Vástago de Danny, defensa del Ajax de Van Gaal que tantos éxitos cosechó en la última década del siglo pasado. Blind jr. es otro ajacied, aunque entre medias ha militado en el Manchester United –su padre nunca jugó fuera de Países Bajos–. Es más polivalente –medio defensivo, lateral zurdo, central–, pero su viejo logró más títulos.
Thiago. Hijo de Mazinho, la carrera de su padre lo llevó a nacer en Italia y a vivir en España. Aunque el cabeza de familia ganó un Mundial con Brasil, él ha preferido jugar con la Roja. A nivel de clubes, Thiago puede presumir de haber jugado en grandes –Barça y Bayen–, pero su papá contribuyó a hacer competitivos a pequeños, como el Celta.
Marcos Llorente. Miembro de la generación deportista más joven de los Llorente-Gento. Hijo de Paco, sobrino de Julio y de los baloncestistas Joe y Toñín y sobrino nieto de Paco Gento. Sangre madridista en sus venas pero, al igual que su padre al comienzo de su carrera, le ha tocado buscarse la vida fuera de la casa blanca sin salir de la capital.
Sandro Mazzola. Su padre, Valentino, marcó una época en el Torino de los años 40, a la que puso fin en la tierra –pero no en la memoria– una catástrofe aérea. Sandro vivió su propia leyenda siendo el líder, junto a Luis Suárez, del Grande Inter de Helenio Herrera, situando en los años 60 a los neroazzurri entre los mejores clubes del Viejo Continente.
Marcos. Con el Barça marcó el gol de la victoria en la Copa de 1983, cuando estaban a punto de cumplirse los 90 minutos de juego. A esa circunstancia se le añade que le coló el tanto al equipo en el que su padre, Marquitos, militó varias décadas atrás: el Real Madrid. Su saga continúa con una tercera generación, encarnada por Marcos Alonso.
Justin Kluivert. Formado en la escuela del Ajax, con apenas 19 años ya había fichado por la Roma. En esa precocidad se parece mucho a su padre, Patrick, que también dejó Ámsterdam para llegar a la Serie A –al Milan, en su caso– con 21 recién cumplidos. Eso sí, al pequeño todavía le queda mucho por delante para intentar igualar a su jefe.
Entrenador: Jordi Cruyff. Si eres hijo de Johan, es innegable que vas a tener más facilidad para entrar en el oficio. Aunque el reto de emular al Flaco era una quimera, no fue un mal futbolista –titular en el Alavés subcampeón de la UEFA–. Hoy, tras haber entrenado al Maccabi Tel Aviv, acaba de asumir el cargo de seleccionador de Ecuador.