Las mujeres mexicanas dedican más del doble de tiempo que los hombres al trabajo doméstico no remunerado, reveló una investigación del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.
La doctora Sonia Frías Martínez, investigadora del CRIM, expuso que mientras las mujeres invierten 42.8 horas semanales en labores del hogar, los hombres solo dedican 16.9 horas a estas actividades.
Este trabajo invisible representa una barrera significativa para el desarrollo profesional femenino. “Solo se nota cuando no se hace. Si no lavas los trastes o trapeas, todos lo ven, pero cuando lo haces, pasa desapercibido”, explicó Frías Martínez.
La maternidad se convierte en otro obstáculo laboral para las mujeres. Un estudio de El Colegio de México reveló que entre 2016 y 2021, aproximadamente 10% de las mexicanas sufrieron discriminación por embarazo.
El impacto de la maternidad en el empleo es contundente: 4.5% perdieron su trabajo o vieron cambios en sus condiciones laborales, 2.4% no fueron recontratadas y a 1.6% les redujeron salario o prestaciones.
Barreras invisibles en el desarrollo profesional
La investigación identificó tres obstáculos principales que enfrentan las mujeres:
Los “pisos pegajosos” afectan al 36.7% de las trabajadoras formales, quienes solo pueden acceder a empleos de tiempo parcial por sus responsabilidades domésticas.
Los “techos de cristal” limitan el acceso a puestos directivos. En la administración pública federal, las mujeres ocupan solo 28% de las subsecretarías de Estado.
Las “paredes de cristal” segregan la educación y desarrollo profesional. Las mujeres representan 24% de la matrícula en tecnología e ingeniería, pero 74.2% en educación.