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¡Ah huevo ch#1ngA0!

Honestamente, sí nos importa

¡Ay wey! Dicen que si uno es como es, pues es como es. Según un estudio de nombre “Frankly, We Do Give a Damn” (Honestamente, sí nos importa), publicado en el 2017 por las  Universidades  de Cambridge, Stanford, Maastrich y la de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, decir groserías (virtuales o en vivo) se relaciona con la honestidad, ya que se trata de personas emotivas, y las personas emotivas, maldicen.

Para llegar a este resultado, los investigadores analizaron de tres formas diferentes a los voluntarios.

Primero, en un laboratorio, compararon el comportamiento deshonesto con “decir malas palabras”, en específico, a 276 personas les pidieron que describieran su común al decir palabrotas, y que claro, escribieran las que más les gustan y usan, las que se limitan de usar en público pero sí usan en privado y, cómo usan en diferentes tonos varias groserías. Después compararon los resultados con un cuestionario, donde se preguntó sobre diferentes escenarios “éticos” y cómo manejarlos.  Resultando en que quienes más groseros, relacionado con la frecuencia de uso, eran mucho más consistentes a la hora de mantener su honestidad y rara vez mentían como salida a situaciones difíciles, ¡quiubo!

Segundo, se analizó el uso de las malas palabras de las personas en redes sociales, facebook, en comparación con su uso en vivo. Se valieron de una aplicación de facebook llamada “myPersonality” (¡ta´cabrón!) en donde 153,716 participantes reclutados, ofrecieron acceso a sus perfiles y respuestas para análisis, logrando que solo los resultados de 73,789 fueran útiles para el fin. Aquí, encontraron que quienes decían menos groserías, tenían un porcentaje alto de estados “desonestos”; llegaron a esto gracias al LIWC (Lingüística y Conteo de Palabras, algoritmo bautizado en inglés). Resultando en que las deshonestas usan menos el “yo”, “me”, “él”, etc. Mientras que las honestas dejan que las palabras fluyan usando groserías en su andar.

Tercero, examinaron los datos de los estados estadounidenses que comparaban la integridad con el uso de malas palabras. En general fueron Florida, California y Iowa, los estados más confiables, pero también los más groseros.

¿Y entonces qué chingados?

Pues primero, no está ligada con ser “bueno” o “malo”, pero sí, con la verdad y franqueza con la que se expresan las cosas, por ello la lógica en los resultados, siendo como tal una apertura a expresar la verdad de los sentimientos o estado de las personas en ese momento.

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