El cambio climático afecta parejo, hablamos de animales que debido al abuso humano pierden hogares, corren peligro y se extinguen, ¿te imaginas perder tus alimentos favoritos? en realidad no estamos lejos de los estragos.
El café, uvas de vino, aceitunas, cacao, cítricos y frutas con hueso son algunas de los productos que peligran, se suman a ellos los que consumen más agua, como las almendras, aguacates, alfalfa y pasto (para alimentar al ganado).
¿Cómo sacarlos del peligro?
Blue River Technology es un robot que distingue una mala hierba de un cultivo en crecimiento, utiliza mucho menos cantidad de herbicidas que los usados en la agricultura convencional y, mientras se arrastra por el campo detrás del tractor, decide en menos de un segundo si elimina o no por ser hierba o cultivo, por si fuera poco, al no estar exento de cometer errores, registra los cometidos y aprende qué plantas matar y cuáles proteger en cada intento.
La crisis alimentaria es real y evidente, hace 60 años el cambio climático y sus daños colaterales no eran más que un mito urbano, algo lejano, hoy las evidencias están aquí y otras ya están a la vuelta de la esquina. En el libro The Fate of Food, su autora Amanda Little, expone que los humanos tendremos que reinventar la ingeniería global de comida debido al cambio climático.
Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, en 30 años será aún más evidente la interrupción en el suministro de alimentos; hoy sabemos que los productores de soya y maíz del Medio Oriente no han podio plantar debido a las inundaciones anormales en sus territorios. Siendo los fenómenos meteorológicos no comunes ni esperados los causantes de la destrucción de olivares en Italia, viñedos en Francia, en México el aguacate, café y cacao ha sido afectado, y en Estados Unidos, los frutos rojos, las manzanas y los cítricos no tienen el mismo nivel de producción; que aunque no los vivamos en obviedad, se observan en la fluctuación del precio en anaquel.
En pocas palabras, la crisis alimentaria es real, no es un juego y sí es un tema, porque por mucho que hagamos por cambiar hábitos, mantener armonía con la naturaleza y demás, si no aseguramos el cuidado del planeta para conservar la procedencia natural de los alimentos, nos enfrentaremos cada vez más a productos de laboratorio que satisfacen ya pocas necesidades, pero lo hacen, como la carne artificial.