El bioarte es un género artístico que contempla la conexión entre ciencia y arte, te contamos de qué va.
El arte es un campo donde la imaginación y la creación solo están delimitadas por el pensar humano. Como seres humanos la conexión entre arte y nuestro sentir están intrínsecamente relacionados, pues la evolución del los humanos se ha dado también a través del arte.
La conexión del arte con otras disciplinas ha sido algo que se ha ido explorando en tiempos más recientes, como la incorporación de la tecnología al arte o de otras disciplinas que se pensarían opuestas, en este caso de la ciencia y el arte.
Qué es el bioarte
La ciencia es un sistema o disciplina que intenta comprender el mundo que nos rodea a partir del conocimiento basado en hechos fácticos y resultados. Por otro lado, el arte se trata de una disciplina que busca expresar nuestro entorno a través de experiencias idiosincráticas sin caer en la racionalidad del mismo, por lo que el arte no busca mostrar un hecho, sino que pone el ojo en la manifestación y expresión artística.
De esta forma, pareciera que el arte y la ciencia buscan objetivos opuestos, pero es en esa oposición que encuentran su expresión. El bioarte está centrado en la disciplina de la biología y la tecnología, por lo que el bioarte busca la expresión artística a través de la conexión de elementos biológicos como el ADN o las bacterias para crear obras de arte.
De esta manera, el bioarte practica al arte mediante la utilización de procesos y prácticas científicas como prácticas de biología y ciencias de la vida, microscopía y biotecnología para producir obras artísticas con estos elementos.
Uno de los objetivos principales del bioarte es difuminar los límites entre la ciencia y el arte y, al mismo tiempo, generar cuestionamientos sobre su avance, sobre la forma humana y la vida.
Su historia
El bioarte tiene su origen a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, donde los artistas trabajaban con materia viva a través de la manipulación de procesos biomoleculares o de la generación de nuevas formas de vida.
Uno de sus precursores fue Salvador Dalí, como es el caso de su interés por la biología y el ADN, donde consideraba que el art y la ciencia son detonadores de inteligencia artística.
Edward Steichen fue uno de los pioneros de esta disciplina, pues en paralelo a su trabajo durante los años veinte del siglo XX, desarrolló una investigación sobre las aplicaciones de la genética mendeliana, lo que le llevó a la producción de obras con plantas que fueron expuestas en el MoMA de Nueva York.
Otros artistas pioneros del bioarte como George Gessert con sus obras con manipulación genética de seres vivos, Oron Catts y Ionatt Zurr con su grupo SymbioticA que usan tejidos vivos como formas escultóricas; Suzanne Anker y Dorothy Nelkin con la integración de la biología molecular con la práctica artística, así como Amy Karle que fusionó las ciencias de la computación y las ciencias de la vida, la infotecnología y la biotecnología.
Artistas y referentes del bioarte
El bioarte tuvo sus precursores desde inicios del siglo XX, pero el considerado iniciador de esta disciplina fue por primera vez en 1997 por la obra ´Capsula del tiempo, por Eduardo Kac. En esta obra el artista se reúne con científicos del INRA (Institut National de la Recherche Agonomique en Francia) en donde reproducen conejos transgénicos. En esta obra utiliza a un conejo llamado “Alba”, un conejo que emite luz fluorescente mediante la modificación genética.
En México, el artista Gilberto Esparza ha sido uno de los referentes del bioarte. Se dedica al uso de medios digitales que desarrolla en proyectos de bioarte a través de organismos y sistemas, haciendo uso de la tecnología, desechos industriales y otros mecanismos para intervenir el espacio público.
De igual forma, el bioarte ha ido abriéndose paso en la escena artística mexicana poco a poco. La aparición de espacios como Biology Studio por Edith Medina o las obras hechas por Merlina Goytortúa en Críptica. En 2017 Scintia presentó una cerveza fluorescente llamada Aura, como parte de la exposición Lúcida en Monterrey.