La capacitación y el acompañamiento científico son factores indispensables para que los productores del campo realicen sus esfuerzos y eleven su productividad bajo orientaciones de preservación ambiental y salud pública.
Juan José Valdespino, promotor del Manejo Integrado de Cultivos Inducidos (MICI), señaló lo anterior al participar en la segunda Conferencia Mensual Autosuficiencia Alimentaria e Innovación Tecnológica, realizada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Explicó su trabajo con productores de 13 estados de la República –caficultores de Chiapas, manzaneros de Chihuahua, maiceros de Sinaloa, sorgueros de Nayarit y trigueros y maiceros de Michoacán, entre otros–, que bajo la orientación MICI dicta que las plantas tienen una capacidad de respuesta al medio ambiente, a la microbiología, a las plagas, a las arvenses (o plantas no deseadas), a la compactación del suelo y al potencial de óxido reducción del suelo, entre otras circunstancias.
Sostuvo que con capacitación y observación de la meteorología, el productor puede inducir a que la planta reestablezca sus equilibrios (controlando todo aquello que le represente agobio) y así exprese lo mejor posible su potencial productivo.
El trabajo que se realiza con el MICI integra conocimientos ancestrales campesinos, como es la toma de decisiones dependiendo de las fases lunares, y también conceptos científicos de suelo, planta y clima, así como, por primera vez, conceptos celulares y mecanismos de resistencia sistémica interna, señaló.
“Todo eso va en conjunto con la microbiología y los insectos benéficos y su interrelación, en función de un objetivo que nos hemos propuesto, y se ha logrado ya, que es disminuir quizá a una sola aplicación o cero aplicaciones de insecticidas y herbicidas; eso, incluso en Sinaloa (estado con un paradigma de agricultura comercial). Estamos eliminando los herbicidas con manejo agronómico en áreas de Sinaloa”, comentó.
Con el MICI, dijo el conferencista, se logra la restauración de los suelos de los productores, incremento significativo y rápido de rendimientos, de un año a otro, y cosechas saludables, con beneficio para el medio ambiente, el productor y el consumidor.
Afirmó que el cambio climático impone retos críticos, y se está explorando la forma en que el MICI puede atenuar los efectos en la producción del campo.
En el foro, el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Sader, Víctor Suárez Carrera, destacó que las Conferencias Mensuales buscan facilitar y hacer visibles la acción y vinculación interinstitucional con científicos, productores y sociedad, con el propósito de alcanzar un sistema agroalimentario justo, saludable y sustentable.
En su turno, la productora de granos en Michoacán, Olga Alcaraz Andrade, habló de la experiencia que han tenido con el MICI en la organización que encabeza, Agricultores Unidos Región Guayangareo.
La también secretaria del Consejo de Administración de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) explicó que en 2013 Valdespino llegó a Guayangareo para brindar apoyo técnico y científico a los productores y enfrentar así los efectos de una helada que afectó a esa región y, en general, a todo el altiplano.
“Teníamos acumulados ocho millones de pesos en crédito con los productores. Nos preocupaba perder la cosecha pues caeríamos en cartera vencida”, refirió.
Los productores de los cinco municipios donde trabaja la SPR que dirige Olga Alcaraz “empezamos a armar fórmulas (microbiología, ácidos, del MICI), y tomamos decisiones importantes para tratar de salvar nuestros cultivos”, indicó.
Los efectos positivos iniciales, agregó, motivaron a los productores a “sacar ficha para obtener las fórmulas”, y aquellos que aplicaron el MICI lograron cosechar su trigo, lo que contrastó con productores vecinos que no lo gestionaron.
Destacó la importancia de la capacitación y de la organización local como ente aglutinador e inductor del uso de ciencia, en este caso de MICI.
Subrayó que, en el marco del MICI, el productor debe realizar mediciones, como es la densidad del suelo, el estatus del grado de acidez (Ph) en el suelo y las condiciones meteorológicas. En este último punto llamó a los gobiernos a establecer una política pública que permita a todas las organizaciones de productores contar con estaciones meteorológicas, elemento clave hoy día en que el cambio climático está modificando las fechas de siembra de los cultivos.
“Actualmente, medir el clima es el principal factor que determina una buena o mala producción. Antes sabíamos que el trigo se sembraba entre el 20 de diciembre y el 6 de enero, pero eso ya no funciona; tenemos que mover las fechas a partir de diferentes herramientas y de lo que indique la estación meteorológica; debemos observar horas frío, horas calor y manejarnos con base en la fisiología de la planta”, observó.
Indicó que las organizaciones de productores deben capacitar a sus productores, asumir métodos como el MICI, –que reducen costos, elevan rendimientos y son consecuentes con el cuidado del medio ambiente.
Una política pública que impulse esto permitiría reducir los costos de producción, por ejemplo: sería ideal tener costos de mil pesos por tonelada en maíz y entonces los recursos públicos de apoyo podrían orientarse a investigación, capacitación y otros bienes de interés público, concluyó.
El ciclo de conferencias fue abierto por el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, y tuvo como principal ponencia la del secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo.