Nacemos, vivimos y morimos, ¿y luego?, ahora puedes elegir entre ser enterrado, cremado o ser un diamante.
Algordanza, una empresa suiza ha lanzado una peculiar alternativa para darle valor a la muerte con ese significado de amor que las joyas tienen, y es que la compañía ha desarrollado tecnología para transformar las cenizas humanas en diamantes.
En realidad el resultado puede variar en cantidad, pues de una sola persona, pueden salir varias piezas, incluso se pueden elaborar piezas familiares, todo dependerá de la concentración de carbono presente en la esencia. El cuerpo humano es en un 20% carbono, mismo que es separado de los restos incinerados gracias a un proceso de filtrado químico, mismo que se realiza en un laboratorio y condiciones especiales.
Luego de conseguir una pureza del 99.9%, el paso siguiente es transformar la estructura molecular a grafito, para después imitar mediante un entorno recreado por la empresa Algordanza, lo propio para el crecimiento de un diamante, mismos que en su forma natural nacen a altas temperaturas y bajo fuerte presión en las profundidades de la tierra.
¿Cómo lo logran?
El material obtenido en el primer proceso, es sometido a 611.830 kilogramos por centímetro cuadrado de presión a una temperatura de 1200 grados centígrados, de esta forma se llega a la cristalización, donde cada piedra preciosa se forma al 100% según su composición natural.
El carácter auténtico de cada pieza en cuanto a su tonalidad o tamaño, dependerá solamente de la duración de la fase de crecimiento en la máquina de síntesis de diamantes, nada tendrá que ver la edad, peso, estatura o el origen del fallecido.
¿Cuánto cuesta?
El precio es alto, el valor exclusivo sobre el corte, forma y tamaño, entra en un rango en el que se tengan que pagar 3.900 dólares por 0,04 gramos sin cortar y, hasta 32.000 dólares por 0.04 gramos; sin embargo se eleva el precio a 5.400 dólares por 0,04 gramos en corte brillante o princesa, o en forma de corazón por 5.650 dólares.
