El presidente Andrés Manuel López Obrador defendió a su hijo José Ramón de la polémica generada por una investigación en la que se reveló que habitó junto con su esposa dos casas ubicadas en Houston, cada una con valor aproximado de 20 millones de pesos, y una de ellas propiedad de un alto ejecutivo de una empresa ligada a Pemex.
Durante la conferencia matutina de este lunes, el mandatario federal aseguró que sus hijos no tienen influencia en el gobierno, y reconoció que su nuera Carolyn Adams tiene un alto poder adquisitivo, pero no está relacionada con su administración.
“Nada más decir, primero: en este gobierno no tienen influencia mis hijos, no se le da contrato a ningún recomendado. En el asunto del matrimonio, pues ahí está complicado meterse, ellos se casaron y al parecer la señora tiene dinero, pero no tiene nada que ver con el gobierno, ni un contrato ni una recomendación, no somos iguales”, dijo.
El presidente aprovechó para arremeter contra el periodista de Latinus, Carlos Loret de Mola, a quien calificó de “mercenario” y estar al servicio de la “mafia del poder”.
El jueves pasado, Latinus y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad publicaron un reportaje en el revelaron que José Ramón López Beltrán, hijo mayor del presidente, vivió entre 2019 y 2020 en una residencia valuada hasta en 19 millones de pesos propiedad de Keith L. Schilling, quien fuera alto ejecutivo de Baker Hughes, compañía petrolera que tiene contratos vigentes con Pemex por más de 151 millones de dólares en obras.
Posteriormente, José Ramón y su pareja Carolyn Adamas se mudaron a un inmueble también en Houston, Texas, a nombre de la esposa. Según los autores de la investigación, el estilo de vida de su hijo contradice a la política de austeridad que reza López Obrador.