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¿Existe el racismo a la inversa?

Si últimamente has escuchado hablar de racismo y, además, de racismo a la inversa, es necesario, primero, ubicar a qué se refiere ese término para comprender mejor el tema y saber si existe o no el “racismo a la inversa”.

El racismo es un sistema de opresión histórico, estructural y muchas veces institucionalizado que funciona en contra de cierto tipo de personas dado que las limita, las rechaza o las margina ya sea por su tono de piel, su origen o su lengua.

Esta es la manera en que José Antonio Aguilar, fundador de la página racismo.mx, define el racismo un problema que, dice, nos afecta a todos.

“El racismo es uno de los tantos factores que contribuyen a la desigualdad, es una característica que hemos heredado desde épocas coloniales; casi 500 años viviendo este orden racial colonial y que siempre ha estado como un factor que contribuye a la desigualdad”, expuso en entrevista con UpDate México.

En este sentido, destaca que el racismo ha sido usado en contra de poblaciones de raíces indígenas mexicanas o de afrodescendientes, pero ha beneficiado a otros grupos poblacionales.

Hablar de racismo puede provocar, a veces, división de ideas e incluso división entre las personas. Aguilar explica el motivo:

“Evidentemente, como un sistema, el racismo también ha beneficiado a una población y obviamente es incómodo hablar de este tema porque cuestiona directamente los privilegios no ganados de ciertas personas, eso no va a generar empatía”, abunda.

“(Hablar de racismo) también es incómodo para las personas que viven en el privilegio asociadas a la blancura y a la blanquitud que se sepan privilegiadas, pero que sea difícil aceptar ese privilegio”, destacó.

Entonces, ¿existe el racismo a la inversa?

“El racismo funciona en contra de ciertas personas racializadas, morenas o afrodescendientes; entonces no podría haber un racismo inverso porque, justamente, las personas blancas o que viven en la blanquitud han sido beneficiadas por este sistema, no existe el racismo inverso”, aclara Aguilar.

En México, añade, más del 80% de la población es de color moreno; sin embargo, en los medios de comunicación no se ve a las personas morenas o afrodescendientes. El racismo es invisible, no lo vemos, porque está muy arraigado.

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