La inseguridad y la falta de servicios básicos que proporcionen una calidad de vida digna siguen siendo factores determinantes para generar migración de las diversas comunidades indígenas a las ciudades, sin que esto les conlleve un cambio de vida positivo real.
México se ha caracterizado como un país lleno de riquezas naturales, historia, cultura y tradiciones fortalecida por el gran aporte que nos ha brindado la diversidad de grupos étnicos.
En nuestro país contamos con 68 pueblos indígenas que se distribuyen por toda la república. Son aproximadamente 11 millones 132 mil 562 habitantes equivalente a un 10% de la población total.
Desde 1994 la ONU tomó la decisión de conmemorar el 9 de agosto como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas con el objetivo principal de brindar una solución para los problemas que enfrentan día con día las diferentes comunidades autóctonas como el desarrollo, los derechos humanos, medio ambiente, salud y educación.
Ellos mismos siempre han buscado el reconocimiento de su entidad, su forma de vida, defendiendo el derecho que tienen sobre sus territorios y recursos naturales. Sin embargo, se han visto desfavorecidos siendo uno de los sectores de la población más vulnerable.
Los indígenas forman parte del 15% de personas que viven en pobreza extrema.
La ausencia de servicios básicos, la falta de trabajo y acceso a la educación en sus comunidades de origen contribuye a que decidan migrar a zonas urbanas en busca de una mejor calidad de vida.
Según un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en el 2015, la migración a la Ciudad de México iba en ascenso, los grupos autóctonos de mayor migración hacia la capital mexicana eran los zapotecas, mixtecas y triquis, originarios de los estados con más índice de pobreza, Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
Otro de los factores que influyen en la decisión de abandonar su territorio, es la inseguridad, pues son desplazados por narcotraficantes que acuden a sus tierras para el cultivo de drogas. Son Chiapas y Guerrero los estados con mayor registro de inseguridad debido al crimen organizado.
Las edades en las que se presenta mayor migración de acuerdo con la UNAM van desde los 16 a 50 años, es decir la que se considera por excelencia la edad productiva. Ya en zonas urbanas enfrentan problemáticas como discriminación, la falta de acceso a servicios públicos, y la posibilidad para los jóvenes indígenas de acceder a una educación superior son casi nulas.
