Más que un rediseño, la Iniciativa de Reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, presentada por el Grupo Parlamentario de Morena, significa un retroceso de dos siglos, sostuvo el coordinador de los diputados federales del PAN, Juan Carlos Romero Hicks.
Al proponer volver al régimen centralista modificado en 1836, viola los artículos 40, 115 y 124 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y abre la puerta para una mayor discrecionalidad en el manejo de los recursos públicos, sostuvo el panista.
Romero Hicks advirtió que Morena, en su afán por cumplir promesas de campaña, de nuevo engaña a la ciudadanía al querer presentar leyes “innovadoras” y persiste con ocurrencias, sin importarle pasar por encima de la Constitución.
Tal es el caso de la figura de los “súper delegados”, anunciada durante la campaña de Andrés Manuel López Obrador y que se propone incluir en la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública federal, pero que atenta contra la soberanía estatal y la autonomía municipal, principio consagrado en nuestra Carta Magna, destacó.
Los Estados pueden organizarse y limitarse en todo lo que se refiere a su régimen interior, respetando los lineamientos, principios, reglas y obligaciones que les impone el Pacto Federal, pero esto no significa que deban estar organizados y limitados por una voluntad diferente de modo absoluto; en la práctica se pretende una regresión autoritaria centralista, agregó Romero Hicks.
Así, la figura de los súper delegados constituye una herramienta del Ejecutivo de control y sometimiento político sobre los gobernadores y sobre los presidentes municipales, observó el coordinador de los diputados panistas.
Es inconstitucional, insistió, debido a que no se reconoce en nuestra Carta Magna y no tiene por qué existir en nuestra forma de gobierno una figura “intermedia” entre el Ejecutivo Federal y los Ejecutivos estatales y municipales.
La imposición de esta ocurrencia implica centralización de facultades en una sola persona muy semejante a la República centralista, forma de gobierno superada desde el siglo XIX.