Sillones, llantas, cartones, envases de refresco, cojines se arrastran lentamente por el cauce del Río Querétaro, acariciados por sus verdosas aguas.
En el tramo entre Av. Tecnológico y Paseo 5 de Febrero un sillón genera una alberca de espuma entre blanca y café.
El dique artificial se desfoga hacia unos “pequeños” rápidos donde se encuentran, esparcidos, diversos tipos de residuos.
El vertedero no sólo es el cauce del río. También la banqueta y ciclovía.

Hacia la Plaza del Mariachi, junto al nuevo puente vehicular, la banqueta es un espacio donde se acumulan botellas, envases de aceite, bolsas de papitas, una lata de ensalada Herdez y cascajo.
En el tramo nuevo del Río, reconstruido con la obra, descansa una llanta, en medio de un delgado espejo de agua que refleja discurrir de los automóviles.
Bajo el puente de Río Ayutla y Universidad, se forma una “covacha” donde se observa ropa, restos de una hielera, un envase de limpiador multiusos y el inconfundible “panalito” de una bebida etílica.




