Lágrimas, aplausos y gritos de “¡Gracias, Pepe!” acompañaron este miércoles el último recorrido de José “Pepe” Mujica, exguerrillero, expresidente y referente de la izquierda latinoamericana, quien falleció a los 89 años tras luchar contra un cáncer de esófago.
El cortejo fúnebre salió de la sede presidencial hasta el Parlamento, mientras ciudadanos se agolpaban en la avenida 18 de Julio, ondeando banderas uruguayas y del Frente Amplio. El ataúd fue trasladado en una cureña fúnebre tirada por caballos, como él lo había solicitado.
Mujica murió en su casa, rodeado por su esposa y exvicepresidenta, Lucía Topolansky. Cumplió así su deseo de partir desde su hogar en la periferia de Montevideo, donde vivió con sencillez hasta el final.
Un legado que cruzó fronteras
El presidente uruguayo Yamandú Orsi encabezó la ceremonia, acompañado por Topolansky. Ambos lideraron la despedida de quien fue llamado por años “el presidente más pobre del mundo”, debido a su estilo de vida austero y su firme discurso contra el consumismo.
El gobierno decretó tres días de duelo nacional. En el Parlamento, el Salón de los Pasos Perdidos fue abierto para el velatorio público.
Desde Brasil, el presidente Lula da Silva lamentó la pérdida y anunció que viajará a Montevideo para rendirle homenaje. En sus palabras, destacó “la sabiduría” de Mujica como “un canto de unidad y fraternidad para América Latina”.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, afirmó que Mujica fue alguien que “creyó en un mundo mejor”.

Un político que rompió moldes
Mujica presidió Uruguay de 2010 a 2015. Durante su gobierno impulsó reformas que marcaron un hito en la región, como la legalización de la marihuana bajo control estatal y la acogida de presos de Guantánamo y refugiados sirios.
Su estilo directo, sin protocolos, y su defensa de la unidad latinoamericana le ganaron admiración dentro y fuera de su país.
Antes de llegar a la presidencia, fue líder del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y pasó 13 años preso durante la dictadura, en condiciones inhumanas.
“La lucha, la resiliencia, el salir adelante”
A lo largo del día, miles de personas expresaron su cariño. Entre ellas, Solana Lozano, médica de 46 años, se acercó con su familia a la avenida principal. “Mujica representa la lucha, la resiliencia, el salir adelante para ayudar a los más necesitados”, dijo entre lágrimas.
Lucía Topolansky, su compañera de vida, demostró entereza al anunciar en días pasados que Mujica estaba en la fase final del cáncer. Hoy, caminó junto al pueblo que tanto lo quiso, entre aplausos y versos de “A don José”, canción símbolo de la izquierda uruguaya.
En redes sociales, la frase “Gracias Pepe” se volvió tendencia. Mujica no solo deja un legado político, también una forma de ver la vida: con humildad, coherencia y esperanza.