EEUU aplica sanciones contra la “flota fantasma” iraní: 29 buques y empresas bajo la mira
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció este martes nuevas sanciones dirigidas a 29 buques y compañías marítimas vinculadas a la llamada flota fantasma de Irán, acusada de transportar cientos de millones de dólares en petróleo y derivados a través de prácticas de navegación encubiertas.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) indicó que la medida busca asfixiar las fuentes de ingreso del régimen iraní, utilizadas —según Washington— para financiar programas militares y de desarrollo de armas.
“El presidente Trump ha sido claro: Estados Unidos no permitirá que Irán adquiera un arma nuclear”, declaró John K. Hurley, subsecretario del Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera. “Continuaremos bloqueando los ingresos que el régimen obtiene del petróleo”, subrayó.
Las nuevas sanciones, amparadas en la Orden Ejecutiva 13902, afectan a compañías con base en Emiratos Árabes Unidos, Panamá, Islas Marshall, India y Egipto, entre otras jurisdicciones. Entre las entidades señaladas figura el empresario egipcio Hatem Elsaid Farid Ibrahim Sakr, acusado de facilitar la exportación de crudo iraní a través de empresas registradas en el Golfo Pérsico.
Una red global de evasión
El Tesoro estadounidense identifica a esta flota como el corazón de un entramado de operaciones de transporte encubierto, mediante las cuales Irán coloca petróleo en mercados asiáticos, principalmente China, eludiendo sanciones internacionales.
Las embarcaciones —registradas bajo banderas de conveniencia en Palau, Panamá, Barbados y las Islas Cook— habrían movido miles de barriles de crudo, fueloil, bitumen, condensado y nafta durante 2024 y 2025, de acuerdo con los reportes oficiales.
Entre los buques sancionados figuran el Nebula Drift, Voyager Haven, Kurdos III, Golden Eagle y Auroura, algunos de los cuales fueron rastreados realizando transferencias de crudo de barco a barco en aguas internacionales.
Presión económica y mensaje político
Desde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, la política hacia Irán ha retomado una línea de “máxima presión”, con más de 180 buques sancionados en lo que va de su administración. La estrategia se enmarca en el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional 2 (NSPM-2), centrado en estrangular los ingresos energéticos del país persa.
La medida se produce en un contexto de tensión creciente en Oriente Medio y de un reforzamiento militar estadounidense en el Caribe y el Golfo Pérsico, que, según analistas, busca consolidar un cerco económico y naval sobre los principales aliados de Teherán.
Cualquier propiedad o activo de las empresas y personas sancionadas queda bloqueado en territorio estadounidense o bajo control de ciudadanos norteamericanos, advirtió la OFAC, recordando que las violaciones a las sanciones pueden derivar en penas civiles o criminales.





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