Más de 100 muertos y miles de desplazados en cinco días deja una escalada violenta de rebeldes y narcos en diferentes puntos de Colombia.
Estos sucesos se dan en medio de un conflicto armado que se recrudece pese a los esfuerzos de paz del gobierno de Gustavo Petro.
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La frontera con Venezuela, el sur amazónico y una zona del norte de Colombia sufren la ofensiva de las organizaciones que se disputan el control del territorio y las rutas del narcotráfico en el país que más produce cocaína en el mundo.
Este lunes, el Ministerio de Defensa informó sobre la muerte de 20 personas en el departamento amazónico del Guaviare (sur) por choques entre dos facciones enemigas de las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Desde el jueves la frontera de Colombia con Venezuela está en llamas por una arremetida de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) contra disidentes de las FARC y la población civil.
La prolongada embestida, que recuerda las peores épocas del conflicto armado, incluye asesinatos selectivos y combates con un balance de al menos 80 muertos y unos 11.000 desplazados en esta región plagada de narcocultivos y conocida como el Catatumbo (noreste).
Y en el departamento de Bolívar (norte) los choques entre el ELN y la banda narco Clan del Golfo dejaron nueve muertos, según informaron autoridades el viernes.
La violencia tiene en jaque la apuesta de paz del gobierno del izquierdista Petro con todos los grupos armados de Colombia.
Desde que llegó al poder en 2022 intenta una salida dialogada a seis décadas de conflicto armado, pero pena para llegar a acuerdos concretos con las guerrillas, pandillas y grupos narcotraficantes.
Sus opositores le critican ser indulgente con los alzados en armas y aseguran que las organizaciones se han fortalecido bajo su mandato.
Hay una “fragmentación” de los grupos, cada vez “más permeados por la criminalidad organizada”, sin “unidad de mando” clara y que aprovecharon los ceses al fuego pactados con el gobierno para “expandirse territorialmente y para crecer”, explicó a la AFP el investigador independiente Jorge Mantilla.
Por esto “pareciera que está explotando todo por todas partes”, añadió.
Colombia y el drama en la frontera
Debido a la embestida del ELN, Petro ordenó el viernes suspender las negociaciones de paz con esa guerrilla, a la que acusó de perpetrar “crímenes de guerra”.
“El ELN (…) transitó hacia los caminos de Pablo Escobar, al que escogieron como su guía permanente”, escribió el mandatario en la red X este lunes.
“Ha escogido el camino de la guerra y guerra tendrá”, aseveró.
Hasta ahora la Fuerza Pública no ha entrado a enfrentar a los rebeldes en las zonas críticas. Los más de 5.000 soldados desplegados se han concentrado en rescatar a la población en riesgo para ponerla a salvo.
En helicópteros el Ejército ha evacuado a más de 230 personas, incluidos niños.
Cientos de habitantes han escapado hacia Venezuela, donde el gobierno activó un “operativo especial” para atender a los desplazados en dos municipios limítrofes.
En tanto, varios poblados aledaños como Tibú acogen a otros miles en albergues improvisados y vigilados por militares.
Un responsable de la autoridad forense informó que las morgues del departamento de Norte de Santander, donde está Catatumbo, están saturadas en un “250%”.
Y en las montañas del Catatumbo los cadáveres se están descomponiendo, pues los rebeldes impiden su recuperación, según el Ejército.
Guerra entre guerrillas
Los combates en el municipio amazónico de Calamar se desataron entre hombres al mando de “Calarcá”, jefe de un grupo disidente que negocia la paz con el gobierno, y de “Iván Mordisco”, un cabecilla rebelde que no firmó el histórico acuerdo de 2016 con las extintas FARC.
“Hay 20 muertos y los cadáveres fueron llevados a la morgue de Villavicencio”, una ciudad cercana, aseguró a la AFP un responsable del Ministerio de Defensa.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, había adelantado a una emisora local que lo más probable es que los fallecidos sean miembros de las facciones disidentes enfrentadas.
Inicialmente “Iván Mordisco” estaba al frente de los diálogos de paz con el gobierno, pero su organización se partió en dos.
“Mordisco” dejó la mesa con un portazo, pero “Calarcá”, uno de sus hombres de confianza, creó un grupo independiente que sigue en conversaciones con Petro.
Tras esa fractura, se hicieron enemigos y se disputan varios territorios de Colombia.
El acuerdo de paz entre el entonces gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC logró que unos 13.000 combatientes y colaboradores del grupo rebelde se reintegraran a la vida civil.
Algunos de ellos retomaron las armas, alegando incumplimientos a lo pactado.
En más de medio siglo, el conflicto armado deja 9,5 millones de víctimas, la mayoría desplazados.
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bur-lv/vd/atm © Agence France-Presse