Menos del 1% de las 6 mil millones de dosis de vacunas contra COVID-19 producidas en todo el mundo se han destinado a países de bajos ingresos, mientras que casi el 80% se han entregado a países ricos, así lo dio a conocer en un reporte Amnistía Internacional (AI).
La organización ha acusado principalmente a seis farmacéuticas de alimentar la desigualdad en la distribución de las vacunas, debido a su negativa por renunciar a sus derechos de propiedad intelectual, así como a compartir la tecnología utilizada en el desarrollo de su biológico e impulsar el suministro equitativo global de las dosis.
Después de evaluar el desempeño de diversas empresas farmacéuticas, Amnistía Internacional determinó que Pfizer, BioNTech, Moderna, Johnson & Johnson, AstraZeneca y Novavax no han hecho los esfuerzos suficientes en materia de derechos humanos. Advirtió que no deberían poner las ganancias antes que la vida de las personas en los países más pobres.
Por poner un ejemplo, Pfizer y BioNTech han entregado nueve veces más dosis a Suecia que a todos los países considerados de bajos ingresos juntos. La organización reclamó que las acciones de estas empresas están hundiendo en crisis a regiones de Latinoamérica, África y Asia, debilitando aún más sus sistemas de salud y causando decenas de miles de muertes evitables.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la COVID-19 ha provocado más de 4.5 millones de muertes y 220 millones de contagios en todo el mundo hasta la fecha.
