Además de cumplirse una promesa de campaña del actual primer ministro Justin Trudeau, esta industria de más de 4 mil millones de dólares, básicamente permitirá que los mayores de 18 años compren hasta 30 gramos para uso recreativo en establecimientos autorizados, de acuerdo al marco legal aprobado por el Senado en junio.
Lo importante
Se permitirá cultivar hasta cuatro plantas en sus hogares para uso personal, se regularizarán negocios locales para que los consumidores puedan tener acceso a dicha droga, ahora legal, incluso se iniciaron ya procesos para dar licencias de venta y distribución a productores locales, su consumo tendrá las mismas restricciones públicas que las del tabaco, lo que significa que se podrá fumar prácticamente solo en los hogares; no se venderá en los mismos establecimientos de alcohol y tabaco; tampoco se podrá ingresar o sacar marihuana de Canadá, esto seguirá siendo ilegal y penado.
Canadá se une a Uruguay en la legalización del cannabis pues en 2013, el país de Sudamerica legalizó su uso recreativo, sin embargo es Canadá el primer país del G20, dejando atrás paradigmas para abrir paso a una nueva etapa cultural y social.
“Obviamente, el enfoque actual -la prohibición- no ha funcionado para proteger a nuestros niños, para mantener el dinero fuera de los bolsillos del crimen organizado y es por eso que estamos trayendo un nuevo marco legalizado en torno a la marihuana”, declaró Justin Trudeau.
No olvidemos que desde el 2001, el uso medicinal de la marihuana en Canadá esta legalizado, siendo Vancouver el principal consumidor para este modo de uso del cannabis.
Por si te sirve saber, tan solo en el 2015, la Agencia Federal de Estadísticas reportó que el consumo total fue de 698 toneladas métricas de cannabis, y en proporción fueron 4.800 millones de dólares estadounidenses, una cifra que alcanza lo que se consume en vino.
El efecto góndola
Esta es una simple y sencilla forma de evitar al intermediario y atentar contra el negocio del narco, pues al disminuir o anular la presencia del dealer, se va con ella el riesgo de probar otras sustancias aún más dañinas o nocivas.