La forma de contar cine de Christopher Nolan es a gran escala, tanto en aspecto visual como en conceptos. Gusta de dar un aspecto realista a la ficción para aterrizarlo dentro de mundos posibles. Batman, The Dark Knight Rises, es buen ejemplo.
En The Dark Knight Rises (El caballero de la noche asciende), las panorámicas son abundantes. Tanto las tomas de ubicación, como las secuencias de acción, hacen uso de este estilo para mostrar constantemente un mundo donde podría estar sucediendo.
Un error que suele ocurrir en las producciones cinematográficas, es que con cada nueva producción en la franquicia de un superhéroe, el tamaño de las amenazas puede ir en escala. Este es uno de los motivos por los cuales las nuevas entregas se van debilitando.
En el caso de la tercera película de Batman, con Christian Bale, pasa lo mismo, mas la producción tiene en cuenta el riesgo y, mientras que mantiene ese escalamiento con respecto a las anteriores, también enfocan su atención hacia el aspecto personal y de desarrollo. El dramatismo no solo está en el peligro, sino en las repercusiones de acciones pasadas y la consecuencia alcanza a los participantes.
Los peligros van en aumento y la producción, consciente de que se trata de una trilogía de filmes, regresa al origen de la primera.
Esto es conveniente pues cierran círculos e incluyen a la audiencia que los haya seguido desde el inicio. En las franquicias de cine, los seguidores invierten dinero y mucho tiempo, no solo durante la función, sino en la espera para la siguiente parte. El cierre debe ser satisfactorio y acreditar la existencia de su público como un participante más de la saga.
En El caballero de la noche asciende, The League of Shadows (La liga de los asesinos) regresa con una venganza y en una escala enorme.
Si en Batman Begins (Batman inicia, 2005) vemos a su líder, Ra’s al Ghul y un grupo de asesinos intentar acabar con la ciudad de Gotham, en esta ocasión es Bane, la Liga de Asesinos y una carta inesperada, Talia, la hija de Ra’s al Ghul, con un plan titánico, los que intentan obtener el mismo fin.
En los comics, por cierto, Talia es la madre de Damian Wayne, hijo de Bruce.
Te dejo una nota donde hablamos de la primera entrega de Nolan y Bale.
Por otro lado, The Dark Knight Rises es un relato acerca de caer y levantarse ante las circunstancias más adversas. Es una lección de vida, enmascarada de película de superhéroes.
No existe hombre infalible y ese punto se nos demuestra aquí. No hay blanco y negro. Las figuras principales en la mitología del Caballero de la Noche, caen…
Batman es derrotado. Bruce Wayne es despojado de todo. James Gordon y Alfred Pennyworth son descubiertos en mentiras que, si bien tienen como finalidad hacer un bien, terminan causando más daño; el fin no justifica los medios. Incluso la villana Selina Kyle,- a quien jamás se le nombra Catwoman en el filme- tiene su propia caída, que puede tener consecuencias para la ciudad entera.
El ascenso es el punto primordial.
Cada uno de los personajes debe enmendar sus errores, ascender y, en algunos casos, emular al ave fénix de la leyenda. La lección es que no hay caída tan dura de la que no se pueda levantar. La esperanza no es algo que surja de un factor externo, sino algo que cultivamos en nuestros interiores y se transforma en fuerza. A su vez, la interacción entre ellos les hace ver distintos puntos de vista y ampliar sus perspectivas.
El elenco de la trilogía de Nolan es impresionante, desde el titular, Christian Bale como Bruce Wayne y Batman, hasta personajes secundarios como Morgan Freeman personificando a Lucius Fox, o Michael Caine como Alfred, pasando por Gary Oldman como James Gordon, Anne Hathaway como Selina Kyle, Marion Cotillard como Miranda Tate, Joseph Gordon-Levitt como el policía John Blake y Tom Hardy como Bane.
También vemos pequeños cameos de Ra’s al Ghul con el actor Liam Neeson.
El trabajo vocal de Hardy es remarcable; imposibilitado para transmitir emociones por medio del rostro al utilizar una máscara, compensa por medio de las inflexiones vocales y lenguaje corporal.
Como acotación al elemento histriónico y, pensando en lo que debe representar una producción de esta índole, un detalle: hacia el final de la película, vemos una reunión de personajes (y sus respectivos actores): Morgan Freeman, Michael Caine y Gary Oldman. El cuarto de ellos es Joseph Gordon-Levitt. Debe hacer sido toda una experiencia compartir esos minutos de filmación con los demás y, tal vez, algo intimidante.
La cinematografía, pensada para formato IMAX, es discreta y realista cuando debe serlo. A la vez, en los momentos en que se requiere dramatismo, hace una transición natural. Wally Pfister, colaborador frecuente de Nolan, y ganador de un Oscar por Inception (2010), es quien provee la visión. Te presento una nota del aclamado filme:
El siguiente punto fuerte es la música, con una de las mejores bandas sonoras de ese año, a cargo de Hans Zimmer, quien no tiene miedo de arriesgarse y de generar sonidos novedosos con algunas de las más grandes herramientas, como la orquesta sinfónica o los softwares de computadoras. Su experiencia le permite fusionar y experimentar sabiendo perfectamente lo que quiere.
El final de la versión de Nolan es gigantesca, tal como lo piden los estudios, mas no se queda ahí, sino que profundiza en las motivaciones y crea una lucha colectiva mientras que cada uno de los involucrados libra una lucha personal.
Como es costumbre, la inspiración de la cinta toma elementos de las historias de comic de Frank Miller, además de relatos memorables más recientes, tales como Cataclismo (Cataclysm) y Tierra de nadie (No Man´s Land).
Cada concepción fílmica de Batman aporta cosas distintas y obliga a mejorar a la siguiente. La trilogía de Christopher Nolan, que concluyó con Batman: El caballero de la noche asciende, el 20 de julio de 2012, ya es un clásico del cine y cumple 10 años de llegar a las salas de todo el mundo.
