Más que una película, El halcón maltes, de 1941, es un documento. Esta producción tiene mucho para analizar y para disfrutar; por sí misma es un parteaguas en el género del film noir, así como del medio mismo.
Se dice que actualmente las producciones de Hollywood ya no tienen historias nuevas que contar y que se recurre a “los refritos”, “los remakes” o a las adaptaciones de novelas, comics u otros. Lo cierto es que, desde el inicio del cine se ha realizado esta práctica. En los años ‘40s podíamos ver filmes con historias de Superman, Tarzan y Flash Gordon, así como adaptaciones de libros famosos o nuevas versiones de películas anteriores.
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Si vamos un poco más adelante, podemos tomar como ejemplo el clásico Ben-Hur de 1959 con Charlton Heston. Este es un remake de un filme de 1925 que, a su vez, está basado en la novela de 1880.
The Maltese Falcon (El halcón maltés), tiene su punto de origen en la novela homónima escrita por Dashiell Hammett publicada en 1930. Al mismo tiempo, es un remake del filme de 1931. Así que si nos ponemos estrictos, “es un refrito”.
Desde su estreno, la producción recibió ovaciones y fue una producciones de cine más importantes de ese año. Y no es poca cosa, pues 1941 dio películas como Dumbo, Ciudadano Kane (de la cual, hablaremos en unos días) y Sergeant York, la más taquillera en Estados Unidos en ese año. Asimismo, en el mismo periodo debutaron actores como Eva Gardner, el arriba citado Charlton Heston y Frank Sinatra.
El halcón tiene un lugar especial en el desarrollo de la industria cinematográfica y la dirección que tomaron sus producciones.
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Entre sus puntos más destacables está la presentación de Humphrey Bogart como actor principal y su consolidación inmediata como el detective privado “con actitud” por excelencia. Si bien no fue su primer protagónico, sí fue el más importante hasta ese momento.
Bogart no sólo interpretaría al detective Sam Spade en El halcón, sino también a Philip Marlowe en The Big Sleep (Al borde del abismo, 1946). Y en 1942, dio vida a Rick Blaine en Casablanca. Este último no es detective, pero sí el papel más recordado del actor.
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Por otro lado, la cinta representa el debut como director de John Huston, quien también hizo el guion; Huston ya había coescrito otro filme importante del género con la participación de Bogart, High Sierra, también de 1941.
El halcón maltés ayudó a cimentar el género del film noir como una de las corrientes populares en Estados Unidos. Aunque el término es francés, este refiere a las películas de aquel país que tratan acerca de gansters, policías o detectives y cuyos protagonistas suelen tener un problema de actitud; se niegan a seguir las reglas y son una especie de antihéroe, muchos años antes de que existiera tal nomenclatura.
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En el film noir es de suma importancia el ambiente; son películas en blanco y negro que transcurren principalmente por las noches; la iluminación es limitada y contrastante, dirigida y no difuminada, mientras que los escenarios son sencillos, sin balance. Sus contrastes y claroscuros son una cualidad que solo el blanco y negro puede brindar.
Las paredes y mobiliario suelen tener estampados (además de ser costumbre de su tiempo, ayudan a dar textura y profundidad a las tomas. Gran parte de la historia transcurre en foros, no se detiene para apreciar paisajes.
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En El Halcón, la edición de video también es sencilla, más una necesidad que una cuestión estética o narrativa. Los cortes se dan cuando se quiere establecer algún elemento, no hay lugar para muchas reacciones, se prioriza la nueva información visual.
Las cámaras son fijas, prácticas, funcionales, directas. No hay muchos acercamientos ni deslizamientos estéticos (aunque sí muchos paneos). Son efectivas y no interfieren, dando oportunidad al lucimiento del trabajo histriónico.
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Por su lado, la música tiende al impacto, a resaltar los momentos importantes o cuando se da un giro en la historia, casi como si fuera una banda sonora de terror. Sus notas son impacientes y crean suspenso cuando se requiere, como si se tratara de una voz que susurra al oído y que advierte que algo no marcha bien. El score corrió a cargo de Adolph Deutsch.
Bogart interpreta al cínico y casanova detective Sam Spade, quien no pierde tiempo en conquistar a las damas que se le atraviesan (que son algunas). Spade y su socio, Miles Archer (Jerome Cowan), son contratados por una mujer, Ruth Wonderly (Mary Astor), para localizar a su hermana, a quien se le ha visto acompañada de Floyd Thursby. Archer se apresura -para quedar bien con Wonderly- y se ofrece para seguir al hombre. Esa noche, es asesinado.
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Spade descubre que Wonderly le ha mentido, la mujer sabe el paradero de un codiciado objeto, el halcón maltés, una fina obra de joyería de valor incalculable y que ha estado perdida durante 400 años. El halcón era un regalo de los caballeros templarios de Malta al rey de España, Carlos V, pero este fue robado por piratas y nunca llegó a su destino. Cientos de años después, el objeto ha resurgido y ha pasado de mano en mano.
Sam Spade es un tipo rudo, que no muestra emociones, cuando se le avisa la muerte de su socio, no tiene mayor reacción, no emite mayor comentario. El detective es astuto, más no infalible, mucho menos perfecto o un modelo a seguir. Él tiene tan poca información de lo que sucede como el espectador y a menudo queda preso de las circunstancias; su poder deductivo y astucia le ayudan a desenmarañar los conflictos.
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Los diálogos en la película son bastante nutridos y rápidos, los actores entregan demasiada información en cada escena, lo cual puede resultar complicado para seguir el paso. Se recurre a los modismos, haciendo resaltar la voz nasal de Bogie. Los vestidos elegantes, los sombreros, los trajes y gabardinas son otras características.
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El filme de una hora 40 minutos de duración es, a la vez, un retrato de la época. En ese aspecto, hay que tener disposición para apreciar el contexto y lenguaje de la época. Para verla, es importante comprender, no juzgar. O si se hace esto último, debe de ser con ojos de los años 40.
Es por lo que hemos comentado -y otros elementos- que la película es un documento histórico. The Maltese Falcon se estrenó el 18 de octubre de 1941, por lo que en 2021 se cumplen 80 años.