Desde su inicio, el cine ha mostrado a seres fantásticos, muchos de ellos emanados de la literatura. En la década de los años cuarenta, la productora Universal Pictures era la reina de los monstruos clásicos del terror. Uno a uno, hicieron su aparición cautivando al público y asustando a más de uno, aunque en la actualidad ya no tengan ese efecto. Debido a su fama, solo era cuestión de tiempo para que algunos monstruos se conocieran entre sí. La primera vez, fue hace 80 años, cuando Frankenstein conoce al Hombre Lobo.
El filme muestra una fecha de producción de 1942, pero su estreno se realizó el 5 de marzo de 1943, a manera de premier en New York; el 12 fue su estreno oficial en todo aquel país.
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Obviamente, si vemos este filme con los ojos del siglo XXI, encontraremos muchas deficiencias por lo que es necesario ponernos en contexto con una época en la que los efectos eran muy limitados, no existían las computadoras para la comercialización casera y ni siquiera las calculadoras electrónicas eran comunes. Es más, no existía el color en las películas ni en las fotografías.
En los cuarenta, el mundo se encontraba en medio de la Segunda Guerra Mundial y casi todos los recursos de producción en masa estaban enfocados a la generación de recursos para mantenerse en la lucha. El metal escaseaba, dando paso a la comercialización del plástico y se incentivaba la participación de la mujer en las fábricas, pues los hombres en buen estado de salud eran enviados a pelear.
La industria del cine sufrió las consecuencias del redireccionamiento de presupuestos y de recursos, mas era necesario que esta se mantuviera a flote. La gente que no iba a la guerra, necesitaba medios de diversión para olvidar la realidad y el cine era una pieza clave.
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La idea del filme inició como Wolf Man Meets Frankenstein (El Hombre Lobo conoce a Frankenstein) y la idea era que el Hombre Lobo original, Lon Chaney junior, diera vida a ambos personajes; sin embargo, realizarlo sería demasiado complicado debido a los cambios de vestuarios y maquillajes. Posteriormente, el actor Bela Lugosi, famoso por dar vida a Dracula, fue el seleccionado para interpretar al monstruo del doctor Victor Frankenstein.
Chaney había interpretado al Hombre Lobo en The Wolf Man, de 1941, así como al monstruo en The Ghost of Frankenstein (El fantasma de Frankenstein), de 1942.
Por otro lado, a Bela Lugosi (conocido por dar vida a Dracula) se le había propuesto interpretar al monstruo en el primer filme de 1931, más el actor rechazó el papel debido que no quería quedar oculto bajo el maquillaje ni pasar por el arduo proceso. Fue entonces que el monstruo fue interpretado por Boris Karloff. Para cuando surge el proyecto de Wolf Man y Frankenstein, Lugosi aceptó, pues requería seguir trabajando en la industria.
Frankenstein Meets Wolf Man es la primera vez que dos propiedades distintas de cine se encuentran. Este tipo de cruces de personajes se harían comunes y serían muy demandados por los fans. Actualmente, hemos podido ver peleas que antes solamente eran soñadas, como King Kong contra Godzilla, Freddy Krueger contra Jason Voorhees o Alien contra Predator.
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El filme del que hoy hablamos, es una continuación directa de The Ghost of Frankenstein y de The Wolf Man. La historia se sitúa cuatro años después de la muerte de Lawrence Talbot, el Hombre Lobo quien, una vez que regresa a la vida busca desesperado una cura para su condición, lo cual lo lleva por un inesperado camino.
Lawrence Talbot es resucitado inesperadamente y, consciente de los horrores que ha cometido, desea poner fin a su vida de manera permanente. La determinación para hacerlo lo llevará a conocer a un nuevo enemigo, el monstruo de Frankenstein, que se encuentra congelado; sin saber lo que desencadenará, Talbot libera a la creatura.
El filme es todo un logro para su tiempo; sin embargo, la recepción por la crítica fue tibia, inclinada hacia la negatividad. Ahora podemos decir que es un muy buen filme.
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El guion de Curt Siodmak, la dirección de Roy William Neill y la cinematografía de George Robinson se combinan a la perfección. El manejo de cámaras es impecable y basta ver el inicio, en la que una cámara con grúa acompaña a dos ladrones de tumbas que se aproximan al mausoleo equivocado. Vemos el andar de los ladrones, desde la lejanía hasta la puerta del lugar que ostenta el apellido… Talbot.
Es la citada cinematografía uno de los mejores elementos del filme. Las cámaras proponen ángulos interesantes, que acentúan la profundidad por medio de perspectivas poco usuales. El claroscuro y las luces dirigidas, ayudan a generar una atmósfera macabra e incómoda. Aún en los momentos de calma, se crea una sensación de que algo no está bien.
El planteamiento de las escenas tiene muchos elementos teatrales, como la coordinación entre los actores y la entrega de los diálogos con un movimiento físico sincronizado, creando un ritmo que permite hacer planos secuencias un poco más largos; esto genera un tanto de tensión en el espectador.
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El monstruo de Lugosi sufrió múltiples cambios en postproducción, pues los diálogos grabados por el actor fueron removidos para dejar muda a la creatura (estos se aprecian en un par de momentos cuando son sustituidos por un rugido). Asimismo, toda referencia a su ceguera casi total es omitida, aunque se percibe en sus movimientos, como cuando buscando a tientas con los brazos extendidos y con caminar errante, detalles que son característicos del personaje.
Frankenstein conoce al Hombre Lobo, que cumple 80 años, no solo es un filme corto, divertido y relevante para la historia del medio cinematográfico; también es una buena lección de cómo hacer cine.
Como es costumbre, te ofrezco otra nota, con el remake de 1992 de Dracula:
