La ventaja de películas como Whiplash: música y obsesión es que, además de una buena historia, podemos disfrutar de su banda sonora.
Whiplash.
Más comúnmente conocida solo como Whiplash, cinta cuyo estreno fue el 10 de octubre de 2014, es una historia parcialmente real, vivida por el director y escritor, Damien Chazelle, conocido por otras cintas como La La Land y Babylon.
Cuando cursaba la escuela preparatoria, Chazelle formó parte de un grupo de jazz altamente competitivo, en parte por su director, un feroz maestro en que modeló el papel interpretado por J.K Simmons, y que en la película recibe el nombre de Terence Fletcher.
Fletcher está aderezado por otras figuras y anécdotas, como la del legendario Buddy Rich, famoso por sus arranques coléricos y su perfeccionismo extremo.
A su vez, Andrew Neiman (interpretado por Milles Teller), tiene mucho del propio Chazelle.
Libertad creativa.
Si la música como el jazz tienen la fama de ser géneros de amplia libertad creativa, en Whiplash, observamos que también pueden ser verdaderos infiernos. Muchos colegios de renombre son conocidos por exigir demás a sus alumnos en pos de la excelencia y, de paso, para mantener su reputación.
Neiman es un baterista (puesto que ocupaba Chazelle en su banda) que ingresa a una prestigiosa academia musical en New York, donde conoce a Fletcher, académico conocido por elevar la calidad de sus grupos de estudiantes a un nivel profesional.
El amor de Andrew por el jazz resulta ser su perdición.
El más mínimo error puede ser brutalmente castigado con múltiples insultos, humillaciones y hasta golpes, por Fletcher, quien tiene un claro problema de control de ira.
Está de sobra decir que Simmons hace un papel sobresaliente. En sí, todo el elenco hace un trabajo notable. Paul Reiser (Mad About You), es el padre de Andrew; Melissa Benoist (Supergirl), Nicole, el interés romántico de Andrew y Austin Stowell, Ryan Conolly, otro baterista en la banda de jazz.
La realización del filme es impecable, la dirección, fotografía, edición y, por supuesto, la música.
La música (y obsesión).
Justin Hurwitz, colaborador frecuente de Chazelle (como en La La Land), hizo la banda sonora de Whiplash, en la que también se utilizaron temas clásicos, como el que da nombre al filme, de la autoría de Hank Levy, así como “Caravan”, de Duke Ellington y Juan Tizol, o “Intoit”, de Stan Getz.
Whiplash fue producida como un cortometraje un año antes y, ante la buena recepción en el Festival de Sundance, reunió los recursos para hacerla de nuevo, de manera más profesional. Por cierto, Simmons da vida a Fletcher en las dos versiones.
La película corre un poco el riesgo de deshumanizar al jazz y a sus creadores, mas la esencia puede traducirse a cualquier arte o disciplina. El problema no es la música o ese género en sí, son las personas a cargo de otras personas.
Se cumplen 10 años del estreno de Whiplash.
Te ofrezco la nota con la reseña de La La Land: