El suceso que fue la película de Batman, de 1989 despertó el potencial para una franquicia. Pasaron tres años hasta que llegó Batman Regresa, de 1992. Tim Burton se consolidó como cineasta de alto rango gracias a la exposición lograda por el filme del superhéroe, si bien ya se había hecho de fama con Beetlejuice.
El estilo del director se prestaba a la perfección para la adaptación de un comic a la pantalla grande, su estética fantástica y de cuento era un buen vínculo entre uno y otro.
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Esto es más evidente en la secuela, estrenada el 19 de junio de 1992, donde se pueden apreciar todos los elementos característicos de Burton, acompañados por la dramática banda sonora de Danny Elfman, quien creó temas sorprendentes y que quedaron como marca del héroe de Gotham.
La temporada navideña, los rostros pálidos, la sensación de estar presenciando un relato al estilo del Cuento de Navidad de Dickens, la nieve, la oscuridad de ambiente lúgubre, así como un alto nivel de sarcasmo, son algunos de los sellos que se pueden ver en otros de sus trabajos.
Para la secuela se eligió a un villano que encajaba perfecto en ese medio ambiente y que tenía un firme pasado como un enemigo temático y en muchas ocasiones infantil (como el mismo Batman o su galería de criminales), The Penguin.
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La versión de Burton de Oswald Cobblepot es tétrica y grotesca, incluso un tanto agresiva a la vista (en su tiempo). La manera en que el actor Danny DeVito le da vida, iba contra todo lo que se podía esperar. El pronóstico era de un villano agradable y simpático, debido a las características del personaje y del actor. El resultado fue asombroso y por demás contrastante. Penguin es un personaje trágico, con motivos y matices.
Tanto DeVito como el otro villano se sumergieron realmente en sus papeles: el público y la taquilla lo agradecieron.
Hablando de enemigos, otro que se integró a la segunda parte fue encarnado por Michelle Pfeiffer, quien mostró su belleza y su gran técnica histriónica en su versión de Catwoman, sensual y salvaje tal como lo ameritaba la ocasión; su Catwoman, o Selina Kyle, es de actitud retadora y con un sentido del humor apenas perceptible.
El trabajo físico y mental realizado por Pfeiffer es de reconocer. Basta ver la famosa secuencia realizada con el látigo en la tienda departamental, filmada de una toma, aunque en el filme tiene intercortes.
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Se dice que un héroe se mide por sus villanos. Tal aseveración fue tomada en cuenta para la segunda parte de Batman. Competir contra sí mismos después de tener a Jack Nicholson como The Joker se antojaba complicado. Sin embargo, la producción logró ofrecer un producto igual de novedoso. Y más libre.
En Batman Returns se agrega un tercer antagonista, el empresario corrupto Max Shreck, creado específicamente para el filme, caracterizado por el también grande, Christopher Walken y el cual, se dice, está inspirado en el actor Vincent Price, de quien Burton es un gran admirador. La última aparición fílmica de Price, por cierto, es en Edward Scissorhands de 1990.
Max Shreck se ve obligado a forjar una incómoda alianza con The Penguin, quien desea ganarse la confianza del pueblo de Gotham. Bruce Wayne percibe que algo no está bien detrás de la unión y en sí, de los negocios de Shreck, quien propone establecer una planta energética en la ciudad y legarla a su hijo, Chip.
Es Batman Returns también una historia de legados, de padre e hijos presentes y ausentes, de huérfanos, de caras opuestas de la moneda. Shreck desea imponer su influencia sobre la ciudad, pasando encima de quien sea necesario, como por ejemplo, de su asistente personal, Selina Kyle.
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Penguin, quien ha nacido con horribles deformaciones que lo asemejan a un pingüino, fue desechado por sus padres en las cloacas de la ciudad cuando tiene menos de un año de edad, con la esperanza de que termine su vida. De alguna manera, la naturaleza salvaje de Cobblepot, lo hace sobrevivir. De la cuna de oro al abismo.
Por su parte, Batman, o mejor dicho Wayne, se identifica parcialmente con Cobblepot, pues él ha sufrido la pérdida de sus padres a manos. La similitud de circunstancias es lo que lo hace dudar de la veracidad de la postura de Cobblepot, quien se establece como el hijo pródigo de Gotham e incluso es propuesto para asumir la alcaldía.
Víctima de las manipulaciones de Shreck es Selina Kyle, quien es arrojada desde lo alto de un edificio para encontrarse con la muerte. El misticismo permea en la historia cuando una gatería la rodea, alimentándola con su espíritu colectivo y regresándole la vida. Kyle no tiene una segunda oportunidad, sino nueve en total.
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Algunas de las mejores escenas del filme son, precisamente, los que vemos entre Catwoman y Batman, unión fallida por definición.
Michael Keaton regresa para personificar al Caballero de la Noche. Su actuación no tiene falla y es tan buena como en la primera entrega. Keaton se convirtió en Wayne y, más de 30 años después, continúa siendo referente para el personaje.
Aunque los resultados obtenidos por el filme fueron buenos, generaron nerviosismo al interior de Warner, quienes cambiaron el rumbo de la franquicia. Los ejecutivos deseaban un producto más apegado a la serie de los ‘60s, infantil, sin violencia y con menos contenido sexual implícito en diálogo o acción. Los resultados los conocemos.
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Tanto Batman como Batman Returns son películas con un gran equilibrio: para los seguidores de Burton y los de los comics.
Pese a que la franquicia Burtonesca terminó pronto, dio al mundo del cine un par de estupendas películas, coronándose en un tiempo en que los comics y los personajes que de ellos emanaban, eran tachados de insulsos, infantiles y ridículos.
Batman Returns cumple 30 años de su estreno, el 19 de junio de 1992. Su calidad se mantiene intacta.