El juego final de X-Factor fue un momento decisivo para los X-Men fundadores. Y, como se dice, nada volvería a ser igual.

De X-Factor a X-Men.
El término arriba mencionado se utiliza a menudo en los comics y, en muchos casos, tiende a no ser verdad. Durante mucho tiempo, la frase se empleaba a diestra y siniestra solamente para generar ventas.
No obstante, en la historia de la que hoy hablamos, sí fue un punto de inflexión.
X-Factor fue un comic que comenzó en 1986 con los X-Men originales, pero su duración no fue mucha. Para 1991, la revista se enfrentaba a una reestructuración, así como otros títulos de mutantes: Uncanny X-Men y New Mutants.
La idea era reintegrar al quinteto original a las filas de X-Men y formar un gran equipo o un par de escuadrones. Hubo varios planes en torno a ello.
Para poder hacer dichos movimientos, se necesitaba resolver varios líos argumentales y de producción.
Marvel quería a los personajes casi en el mismo status quo de 1963, lo cual era complicado, pues había que anular parte del crecimiento de cada uno de ellos.
Por ejemplo, las novias quedaron en segundo plano. Opal Tanaka (Iceman), Trish Tilby (Beast) y Charlotte Jones (Archangel), pasaron de ser personajes secundarios a menciones ocasionales.

El Factor X.
Por otra parte, desde los días de Jim Shooter como editor en jefe de Marvel, y después con Tom DeFalco, se buscaba reunir la pareja de Scott Summers y Jean Grey a como diera lugar. Esto creó conflicto, pues Cyclops ya se había casado con Madelyne Pryor (en Uncanny X-Men #17) y habían tenido a su primer hijo, Nathan Christopher (en Uncanny X-Men #201).
Los escritores Loiuse Simonson y Chris Claremont cargaron con el peso de limpiar el camino y, dando fin a varios hilos argumentales, se reveló que Maddie Pryor era una clon de Jean, creada por Mister Sinister y corrompida por fuerzas malignas, llegando a ser The Goblin Queen en el evento conocido como Inferno.
Cyclops prácticamente había abandonado a su esposa e hijo para regresar a operar como líder de X-Factor y muy de cerca con Jean, lo que no fue muy bien recibido y manchó a Scott Summers de por vida. Y, aunque resulte obvio, no fue culpa del personaje ficticio, sino de las circunstancias y premuras editoriales.
Con el fin de Inferno y la desaparición de Madelyne, Cyclops y Jean podían volver a estar juntos. Sin embargo, aún quedaba el pequeño Nathan, criado por ambos como sus padres, pero que era una sombra que recordaría permanentemente a Maddie Pryor.
Con los planes de regresar a los miembros de X-Factor como X-Men, se creó otra historia para modificar la situación en torno a Nathan.
Así llegamos a X-Factor #65, el inicio del arco conocido como “Juego final”, o “Endgame”.
Un par de número antes, en el #63, se había integrado al título un dibujante que rápidamente se convertía en una megaestrella del comic, gracias a su trabajo en el comic de Punisher, Whilce Portacio, quien había iniciado como entintador y dibujante ocasional.

Una nueva y corta era.
Inmediatamente después del final del evento X-Tinction Agenda en los comics de Uncanny X-Men, New Mutants y X-Factor, fue que Portacio inició la nueva encomienda. Dicho evento había tenido como finalidad la de reunir a los equipos de mutantes después de varios años de cambios y modificaciones.
X-Factor #63 y #64, presentaron un relato acerca de Iceman y su novia, Opal. El siguiente, se enfocó de nuevo al equipo completo. Y, retomando el tema de las novias desaparecidads, también fue una especie de despedida para la policía Charlotte Jones.
X-Factor #65 (publicado el 26 de febrero de 1991), puso fin a 5 años de argumentos de Louise Simonson en el título y dio lugar a un arco coescrito por Portacio con Jim Lee, otra megaestrella, a quien le entregaron las llaves del reino, incluso, por encima de Claremont, quien había hecho populares a los X-Men en primer lugar.
Fue tal el peso de Lee en los comics de mutantes, que provocó la salida de Claremont. Irónicamente, poco después, tanto Lee como Portacio renunciarían a Marvel para cofundar Image Comics, junto con otros reconocidos creativos.
Antes de ello, Lee y Portacio cambiaron el rumbo de X-Factor. Cabe mencionar, que las versiones de Portacio se cuentan entre las mejores que se han hecho de los X-Men originales.
Durante cuatro números, Portacio y Lee dieron cierre a la primera etapa de X-Factor. Y para ayudarlos con el guion, ni más ni menos que Chris Claremont.
La historia en la que trabajaron fue la que definía el futuro del bebé Nathan, y vaya que lo hicieron de una manera espectacular.

De ello, hablaremos en unos días. Por lo pronto, te presento la nota con el regreso de Jean Grey y el inicio de X-Factor:
El crossover X-Tinction Agenda:
Y la etapa de cambio para los comics de mutantes en X-Factor y Excalibur: