Fueron creados con la idea de vender juguetes y se apoyaron en la creación de una serie en comic. Con G.I. Joe #100, el juego se consolidaba.

G.I. Joe, más que figuras de acción.
Las figuras de acción también contaron con una serie animada de televisión. Gracias a ese plan de mercado, se dio origen a una sólida base de aficionados.
G.I. Joe demostró ser un buen producto y el tiempo dio la razón, pues una revista en formato de comic que alcanzara las 100 ediciones era digna de reconocimiento.
El éxito de la revista publicada por Marvel, en gran parte, se debía al escritor Larry Hama, quien había tomado a la propiedad como propia y la había desarrollado más allá de solamente una línea de juguetes; se trataba de un universo que se sentía real, eran las vidas de los soldados, sus inseguridades y sus miedos. Y, claro, los riesgos intrínsecos.
La versión de comic de G.I. Joe tenía que ver con la ideología de las personas involucradas en una guerra, con el compromiso del deber, el gusto de servir a su país y con el tratamiento de una buena película. Asimismo, no se trataba de propaganda ni de doctrina, tampoco de patrioterismo.
Hama no se tentaba el corazón y podía deshacerse de varios personajes, lo que daba una sensación de que podía suceder cualquier cosa. De esta manera, perdimos sorpresivamente a varios de los favoritos.
El escritor se mantuvo al frente del comic por la asombrosa cantidad de 155 ediciones (en una primera instancia), del 2 de marzo de 1982 al 18 de octubre de 1994. La cancelación de la revista se debió a una baja en ventas y un declive en general de la industria del comic norteamericano que provocó un colapso. Marvel fue una de las compañías más afectadas y dejó que los derechos de G.I. Joe y Transformers, ambos de Hasbro, regresaran a su dueño.
Mucho antes de eso, el 20 de marzo de 1990, G.I. Joe: A Real American Hero, llegó al número 100 de aniversario. El ejemplar se produjo como número doble de 48 páginas y con un precio de 1.50 dólares.
En esa edición, el arte fue realizado por Mark D. Bright, con tintas de Randy Emberlin, colores de Bob Sharen y rótulos de Rick Parker. El título era editado por Bobbie Chase.

El regreso de Cobra Commander.
Triunfante, en la portada, se anuncia el regreso de Cobra Commander, uno de los grandes enemigos del grupo de soldados (y predilecto de los seguidores de la marca). En realidad, Cobra regresó en el #98, pero es en el #100 donde hace sentir su presencia al atacar el condado de Millville. Además, era la ocasión perfecta para anunciarlo.
Hama es cuidadoso al equilibrar la ficción con la realidad, por lo que sus comics no se sienten exagerados, no más allá de lo que veríamos en una película de alto presupuesto. El arte de Bright le ayuda bastante, pues es detallado, narrativo e impactante cuando tiene que serlo.
En esta ocasión, no hay bajas humanas, pues acababa de ocurrir una muy significativa en el #94, la de Scarlett, aunque no murió, pero eso no lo sabían los lectores en ese momento. Ni siquiera Hama lo sabía; el escritor afirmaba que hasta que se sentaba a escribir el comic sabía cómo se resolverían las historias, dejando que los personajes hablaran por sí mismos.
El argumento de Scarlett es retomado en el #101, cuando su hermana, abogada, decide que la soldado sea sometida a la eutanasia. Las noticias son recibidas por Snake-Eyes y Storm Shadow.
Un comic que tenía de todo un poco y que siendo producido por su escritor original (ahora para la editorial IDW y que ya rebasó el número 300), G.I. Joe es una de las constantes de buena calidad en la industria del comic norteamericano.

Te presento la nota donde hablamos de su estreno:
Y uno de los comics más famosos, un intermedio silencioso protagonizado por Snake-Eyes: