El primer comic mensual de Wolverine se destaca por la excelente calidad y consistencia que tuvo durante más de una década. Como en el caso de Batman y de Spider-Man, el mutante canadiense tiene una alta demanda por parte de escritores y dibujantes profesionales, quienes desean dejar su marca en el personaje (y los lectores), por lo que ha habido muy buenas etapas por parte de distintos equipos creativos. Algunas de ellas han sido muy cortas y, a la vez, fructíferas, como Wolverine con Hama y Texeira.
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Después de haber tenido su primera miniserie en 1984, escrita por Chris Claremont, con arte de Frank Miller y Joe Rubinstein, Wolverine fue el primer X-Man en tener su propio comic mensual, mismo que debutó el 12 de julio de 1988. El nivel de escritores y dibujantes participantes era de primera. En sus números iniciales, encontramos trabajos de Chris Claremont, John Buscema, Peter David, Jo Duffy, John Byrne y Klaus Janson, entre otros.
Pese a la elevada calidad, el comic tenía una alta rotación de equipos, por lo que se requería de una estabilidad que también serviría para mantener un nivel de ventas. Esta se alcanzó con el ingreso del escritor Larry Hama y el dibujante Marc Silvestri, en el número #31. De ello hablamos aquí:
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Marc Silvestri renunció a Marvel para cofundar Image Comics, en 1992:
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La renuncia de Silvestri a Wolverine (y Marvel) representaba una gran pérdida para el título; sin embargo, el editor Bob Harras reaccionó a tiempo, como hizo con los demás títulos de mutantes que habían quedado huérfanos en ese tiempo (X-Force, Uncanny X-Men y X-Men). Tan solo tres números después, llegó el reemplazo de Silvestri como dibujante, Mark Texeira, también conocido como Tex.
Por desgracia, la temporada de Tex con Hama en la revista fue demasiado corta. La colaboración entre ambos se puede leer de Wolverine #61 al #68, con un dibujante sustituto en Wolverine #64, Mark Pacella, entintado por Dan Panosian.
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Larry Hama es de aquellos escritores que se adapta al ilustrador en turno y le saca provecho. En el caso de Texeira, plantea una historia casi surreal del pasado de Wolverine en el que no hay claridad, veracidad ni transparencia.
Poco antes se había planteado un poco acerca del proceso que había hecho de Logan un arma mortal, en el que se le borran sus memorias para deshumanizarlo, explotar su lado feral, convertirlo en un arma humana y que culmina con el forraje de sus huesos con el metal Adamantium, el más poderoso conocido en el Universo Marvel. Solamente el factor de curación acelerado de Wolverine –que le otorga longevidad y resistencia- lo salva de morir envenenado por el metal. En ese tiempo, aún no se sabía si las garras eran implantes o parte del cuerpo de Logan.
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Poco antes, Logan había experimentado la muerte del amor de su vida, Mariko Yashida. Más traumático aun, el hecho de que él mismo había tenido que acabar con la vida de su amada para evitarle sufrimiento por haber sido envenenada.
El arco que presentan Hama y Texeira, tiene que ver con el pasado de Wolverine, por su lucha de descubrir quién es, de dónde proviene y cuánto ha vivido, entre otras muchas interrogantes. El grado de incertidumbre era tal, que se desconocía el nombre completo de Logan, si era nombre o apellido y siquiera, si ese era su nombre real o lo había adquirido en algún punto de su existencia.
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Hay que resalar que todo el misterio alrededor del mutante, era uno de sus principales atractivos y un importante factor en su éxito entre los lectores.
Piezas nuevas y viejas del rompecabezas en la memoria de Logan se mezclan: Jubilee, Nick Fury y S.H.I.E.L.D., Sabretooth, Silver Fox, Shiva, John Wraith, Mastodon, Omega Red y, por supuesto, algunos otros X-Men, como Professor X, Phoenix y Cyclops.
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El trazo grueso, errático, tembloroso y desproporcionado de Tex, al mismo tiempo que da una sensación de peso y de realismo con tendencia al claroscuro por sus abundantes tintas, es determinante para el éxito de esta narración que nos hace cuestionar qué es verdad y qué no. Uno de los mejores relatos de Wolverine, sin duda, y un poco menospreciado.
Mark Texeira es un ilustrador respetado en la industria, pese a que actualmente hace poco trabajo para comic. Su primera publicación profesional fue a través de DC, en el comic Ghosts #108, del 8 de octubre de 1981. Su gran salto a la fama, fue terminando los dibujos y haciendo las tintas para otro grande, Javier Saltares, en el lanzamiento de 1990 de Ghost Rider. Desde la edición número 13, Tex hizo dibujo y tintas.
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Durante este periodo, Tex también colaboró en Marvel Comics Presents (precisamente, dibujando a Ghost Rider y Wolverine juntos) y Punisher War Journal, por lo que a Tex se le asocia fuertemente con estos personajes, vigilantes de oscura atmósfera.
Texeira salió de Wolverine para ilustrar la primera miniserie de Sabretooth, escrita por Larry Hama, también muy recomendable.
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El dibujante dio el salto a Image con la miniserie de 4 partes, Union (publicada en agosto de 1993), para Wildstorm Studios, lo que le valió ser vetado de Marvel.
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Desde entonces, los trabajos de Tex en comic fueron esporádicos. Su regreso formal al Marvel fue en 1998, en el relanzamiento del comic Black Panther, con el escritor Christopher Priest y que formó parte del sello Marvel Kinghts, subrogado de la editorial y liderado por la dupla de Joe Quesada y Jimmy Palmiotti. La etapa de ambos creativos en Black Panther, está considerada como una de las mejores para el héroe y muchos de sus elementos fueron adaptados al cine.
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Wolverine, por su parte, continuó en buena forma pues, en la edición #75, se integró una pieza primordial en el rompecabezas de la vida del mutante, el ilustrador Adam Kubert. De ello hablaremos después.
Wolverine #68, con el fin de la era Texteira (con Larry Hama), se publicó hace 30 años.