Cuando escuchamos hablar de “esclavitud” nos viene a la mente imágenes de tiempos lejanos, hombres, mujeres y niños encadenados en diversos sitios, caminando descalzos y siendo vendidos en mercados como cualquier mercancía, pero el día de hoy le contare una historia digna de admiración y no solo porque este personaje logró ser el primer chef de raza afroamericana, nacido en la esclavitud, en dirigir la cocina de un presidente de Estados Unidos, hoy toca el turno del chef James Hemings.
James nació en 1765, segundo hijo de seis que tuvo su madre Betty Hemings con su amo y esclavista John Wayles, quien tomó a Betty como concubina después de enviudar casualmente por tercera vez.
Betty y John Wayles tuvieron una relacion de 12 años hasta la repentina muerte de Wayles en 1773. Tras su muerte, Martha Wayles Skelton hija de John Wayles y media hermana de los hijos de Betty, se quedó como de su “propiedad” a Betty y a sus hijos, incluido James Hemings.
Solo un año antes, en 1772 Martha Wayles Skelton, se convirtió en Martha Jefferson, esposa del que sería presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson. Por consiguiente Betty y sus hijos pasaron a ser “propiedad” de Jefferson.
James Hemings llegó a la casa de Thomas Jefferson a los 9 años junto a sus hermanos, su mamá Betty y otras personas que estaban esclavizadas y que llegaron a la posesión de Jefferson a través de la herencia de su esposa.
Siendo adolescente James y su hermano Robert fueron llevados a Williamsburg y después a Richmond (ambas ciudades en el estado de Virginia) como asistentes de Jefferson durante su elección como gobernador de aquél estado.
Durante un ataque de las tropas británicas al mando del general Benedict Arnold, James y Robert Hemings fueron los encargados de poner a salvo a Jefferson, esposa e hijos, ganándose con esta acción la completa confianza del próximo presidente.
Al servir como su asistente personal, James se volvió más visible para Jefferson, tanto que este último se aseguraba que Hemings llevara mejor ropa que cualquier esclavo que estuviera en el campo. James siempre se mantuvo trabajando y sobresaliendo en las actividades propias de la época siendo esclavo.
En 1784, James Hemings recibió un citatorio por parte de Jefferson para alcanzarlo en Filadelfia, lugar al que obviamente llegaría James, pues siendo esclavo no tenía opción de negarse. Desde allí Jefferson y Hemings viajaron a Paris, ya que Jefferson había sido nombrado ministro americano ante la corte francesa, sin embargo él tenía otros planes para James en Paris.
Mientras estaban en Francia, Jefferson pagó a Hemings un salario de cuatro dólares al mes, y lo envió a estudiar cocina. Primero con el restaurantero Monsieur Combeaux, luego fue aprendiz de los mejores pasteleros de Paris y más tarde cocinero del Príncipe de Conde.
Después de 3 años de estudio se convirtió en el jefe de cocina del “Hotel de Langeac” y poco tiempo después el chef principal de la embajada de Estados Unidos en Francia, donde casualmente vivían los Jefferson.
James Hemings invirtió parte de sus ganancias en contratar a un tutor para que le enseñara el idioma francés. Con su inmersión en las cocinas, trabajando con cocineros que solo hablaban francés y adicional a su formación formal en el idioma, James desarrolló un perfecto dominio del idioma.
El haber aprendido francés lo hizo consciente de que la ley francesa permitía a un esclavo, incluso uno que había sido traído desde otro país, solicitar su libertad a los tribunales franceses. Con su salario como chef pudo contratar a un abogado pero no llegaría a buen término ya que Hemings dejó París con Jefferson en octubre de 1789 para regresar a los Estados Unidos siendo todavía un hombre esclavizado.
En 1790 en Pensilvania, Hemings fue el encargado de preparar cenas para diplomáticos europeos, miembros del gabinete de Jefferson, congresistas y muchos visitantes nacionales e internacionales. Su salario era de 7 dólares al mes y era, a menudo el encargado del “dinero de mercado”, hecho que se atribuye a que se encargaba directamente de las compras.
Pero según las leyes de Pensilvania “Si un esclavo es traído al estado y permanece en el mismo por espacio de seis meses, puede reclamar su libertad”. Un hecho que otra vez dejo pasar Hemings, ¿por qué? No lo sabemos.
No hay evidencia descubierta hasta ahora que brinde más detalles de la libertad de Hemings, solo existe el acuerdo de manumisión o de libertad, redactado por Jefferson mientras se preparaba para dejar la oficina de Secretario de Estado a fines de 1793.
“Habiendo gastado mucho en que James Hemings aprendiese el arte de la cocina, deseando entablar amistad con él y exigirle lo menos posible a cambio, por la presente prometo y declaro que James vivirá conmigo en Monticello. En el transcurso del invierno siguiente, cuando me vaya a vivir allí yo mismo, James continuará allí hasta que haya enseñado a la persona que coloque debajo de él para ser un buen cocinero, cumpliendo esta condición previa, ejecutaré todos los instrumentos apropiados para liberarlo. Entregado bajo mi mano y sello en el condado de Filadelfia y el estado de Pensilvania este día 15 de septiembre de 1793.
En pocas palabras Jefferson liberaría a James bajo la única condición de enseñarle a cocinar a una persona para que esta se quedara al servicio de Jefferson.
Después de su manumisión (libertad) se dice que Hemings viajo como hombre libre por el mundo, y esto solo es un rumor debido a que no se ha encontrado evidencia que dicte en donde se encontraba en esos años “perdidos”.
Para 1801 Jefferson era el virtual presidente de los Estados Unidos y tenía la impresión de que Hemings estaría dispuesto a volver a trabajar para él pero ahora como un hombre libre. Una vez instalado en la casa blanca en Washington. Jefferson envió una carta a Hemings para que aceptara trabajar para él en la casa presidencial, cosa que Hemings no pudo aceptar ya que se encontraba trabajando en una taberna en Baltimore.
Pero al poco tiempo se escuchó un rumor de que Hemings se habría suicidado. La información sobre el suicidio de James Hemings era cierta. Se hicieron todas las preguntas en el momento en que tuvo lugar esta melancólica circunstancia. Este triste resultado fue que había estado delirando durante algunos días antes de cometer el acto, beber demasiado y libremente habían sido la causa.
Y así querido lector llegamos a la conclusión de esta historia de superación personal pero con un final sumamente trágico.
Hasta la próxima.