La miel, reconocida por sus propiedades benéficas para la salud, a menudo se ve comprometida por la presencia de endulzantes y adulterantes.
Para asegurarse de consumir miel auténtica y de calidad, es posible realizar pruebas fáciles en casa, según Liborio Carrillo Miranda, técnico académico de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la UNAM.
Una de las características distintivas de la miel natural es su sabor dulce, atribuido a una mayor cantidad de levulosa que fructosa.
Liborio Carrillo aconseja que la miel genuina, cuando está a menos de 14 grados Celsius, permanece líquida durante 14 a 15 días y luego se cristaliza. Estos detalles son cruciales para diferenciarla de las versiones adulteradas.
Otro indicador es la presencia de granos de polen, analizados mediante una prueba llamada melisopalinología.
La miel auténtica contiene estos granos, que pueden ser observados y contados tras un proceso de lavado y centrifugado.
Para pruebas más rápidas y sencillas en casa, Carrillo sugiere el uso de un conductímetro eléctrico. La conductividad eléctrica, relacionada con la presencia de aminoácidos y minerales, puede ser una señal clara de autenticidad. Si el dispositivo no conduce electricidad, podría indicar adulteración.
Además, una prueba de dextrina puede revelar la presencia de glucosa industrial. Al mezclar la miel con agua fría y alcohol puro al 96%, la formación de un precipitado indica la presencia de dextrina, un subproducto no presente en la miel natural.
Finalmente, el uso de una lámpara de luz negra puede revelar la autenticidad de la miel. La fluorescencia natural de la miel puede ser afectada si se ha adulterado con glucosa. Este método simple pero efectivo puede realizarse en casa con facilidad.
La identificación de miel adulterada es crucial para garantizar beneficios para la salud y respaldar a los apicultores que producen miel de calidad.
Con estas pruebas caseras, los consumidores pueden tomar decisiones informadas al elegir su miel.
