Que no nos espante, ya llevamos varios años en los que los términos “sugar daddy” , “sugar mommy” y “sugar baby” son una constante entre el modus vivendi de varios o varias, a quienes respetamos ampliamente, aquí no se juzga a nadie; sin embargo, esta dinámica social no está exenta de sus respectivos impuestos e idilios con el SAT, ¿cómo?, así como lo lees…
Casi poliamor
Pa´ estar en la misma sintonía, el ”sugar daddy” es el hombre (generalmente adultos maduros) que ofrece aportación financiera o material a una persona más joven considerada como “sugar baby”, en el caso de ser mujeres las que aporten este recurso económico o material, se les llama “sugar mommy”, pero no te hagas, porque eso ya lo habías escuchado… Lo que no sabías es que el Servicio de Administración Tributaria, es el tercero en estas relaciones, ¿por?
En días pasados, el Grupo San Cosme de Contadores y Abogados encendió en sus redes sociales los focos rojos para aquellos algunos, pues alertó que los regalos y dinero que se intercambian les pueden generar conflictos significativos con el SAT.
Los depósitos que el “sugar” realiza no están exentos de impuestos, así que aunque sean en efectivo, transferencia y de buena voluntad, son susceptibles al pago de impuestos, pues la autoridad los considera como ingresos, incluso si el apoyo samaritano es en especie.
Leamos juntos en voz alta el por qué, todas las personas físicas se encuentran obligadas al pago del Impuesto Sobre la Renta sobre todos los ingresos que tenga, de cualquier fuente, según el artículo 1 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta.
Los ingresos que los “sugar babys” perciben, son resultado de la prestación de cualquier servicio, también si son donaciones, tendrían que estar amparadas jurídicamente con un contrato en escritura pública.
Así que no son enchiladas, caricias, pláticas y comodidades libres de ataduras o responsabilidades y menos siendo fiscalizables.
La recomendación querido lector, es que en caso de quedarle el saco, o sea el tema de la amiga del amigo del primo de un vecino, acuda usted a su contador de confianza y no deje que el SAT lo sorprenda.