Hace unos meses hablamos de la película Goodfellas del director Martin Scorsese, con Robert De Niro y Joe Pesci, además de Ray Liota y otros buenos actores. Esto, con el motivo de sus primeros 30 años. Aquí te dejo una liga por si deseas leer aquella nota:
Goodfellas está basada en la novela de 1985, Wiseguy de Nicholas Pileggi, quien también coescribió el guion para el filme junto con Scorsese. Tiempo después, Pileggi presentó el libro Casino: Love and Honor in Las Vegas, publicado en 1995, mismo que sirvió como base para la película Casino, de 1995, y que celebra 25 años.
Casino también fue coescrita por ellos mismos, fue dirigida por Scorsese y reunió a De Niro y Pesci. Además, se integraron la afamada actriz Sharon Stone, el comediante Don Rickles, Kevin Pollack y James Woods.
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Sharon Stone fue nominada al premio Oscar por su actuación y ganó el Golden Globe como Mejor Actriz. Scorsese también fue propuesto para el Golden, más no lo obtuvo.
La edición de ambos filmes corrió a cargo de Thelma Schoonmaker, quien tiene una extraordinaria visión para editar. Schoonmaker ha colaborado en gran parte de las películas de Scorsese y ella es en parte responsable de su estilo visual, así como del ritmo de los metrajes.
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Goodfellas y Casino comparten un estilo visual, además de temático. Asimismo, ambas tienen similitudes con la más reciente cinta de Scorsese, The Irishman, de 2019 y que fue producida para streaming por Netflix. Esta incluso sacó a Joe Pesci del retiro, además de reclutar a Al Pacino, a quien se le relaciona constantemente con De Niro por ser dos de los más grandes actores de cine comercial de su generación, tener ascendencia italiana y haber participado en The Godfather II (pese a no haber compartido una sola escena). Desde entonces, se ha reunido a la pareja en Heat (1995) y Righteous Kill (Frente a Frente, 2008).
Tal vez podríamos considerar a Goodfellas, Casino y The Irishman como una trilogía espiritual por estos y otros componentes. Cualquiera se puede disfrutar de manera individual.
Estéticamente, las dos primeras comparten otra herramienta visual: los planos secuencias de larga duración. Cámaras larguísimas que capturan a los protagonistas y sus desparramados entornos con una gran cantidad de extras y figurantes.
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En el caso de Casino, las acciones secuenciales suelen desarrollarse sobre las salas del casino repletas de gente, todos realizando acciones dictadas por el director y coordinadores, mientras que los actores principales se desempeñan con naturalidad como en cualquier ambiente cotidiano.
Es el brutal realismo del montaje escénico el que permite imprimir mayor impacto para los espectadores, al tiempo en que se sitúan en la época. Por otra parte, a la hora de filmar da libertad a los actores, los envuelve en un ambiente propicio y las cámaras pueden hacer recorridos ideales, eso sí, cuidando cada elemento, como la iluminación. El balance es perfecto, artístico, propicia que la violencia vibre y que casi se sienta físicamente.
Se dice que el relámpago no cae dos veces en el mismo lugar. Scorsese y su equipo lo lograron 5 años después de Goodfellas, con Casino, del 22 de noviembre de 1995.