Después de haber pasado por algunas dificultades técnicas, para 1970 había despegado parcialmente la carrera de David Bowie. De gran ayuda resultó el apoyo del productor originario de Brooklyn, New York, Tony Visconti, quien entendía a la perfección la escena musical del rock comercial.
Fue Visconti quien ayudó a la carrera del también amigo de Bowie, Marc Bolan, con su más que respetable agrupación, Tyrannosaurus Rex, después conocidos como T-Rex.
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La inspiración musical emanada de Inglaterra a inicios de los años 60 había sido bautizada como La Invasión Británica, con grupos como The Beatles, The Kinks, The Who y The Rolling Stones, entre muchos otros. Provenir de aquellas latitudes daba cierta ventaja a priori, más también representaba una responsabilidad.
Por su parte, los norteamericanos daban batalla, lo que se traducía en un triunfo para el público.
David Bowie había tenido que cambiar su apellido, que era Jones, para evitar confusiones con el integrante de The Monkees -grupo de Estados Unidos-, de mismo nombre. El primer disco de Bowie de 1967 no había tenido el recibimiento esperado, más con el siguiente había logrado llamar la atención de manera muy moderada gracias al single Space Oddity, mismo que se transmitió durante la cobertura de la llegada del hombre a la Luna en 1969. Bowie ya había logrado entrar al medio, pero no por la puerta grande. Lo que debía hacer entonces era mantenerse y no pasar a la historia como cantante de una sola canción, conocidos como One-Hit Wonder.
El 4 de noviembre se puso a la venta el tercer disco de David Bowie, The Man Who Sold The World. El álbum no tuvo las ventas esperadas, aunque fue mejor recibido en Estados Unidos que en su región natal. La misma producción se volvió a promocionar en 1972 y fue cuando por fin pudo entrar a las listas de popularidad, debido al éxito del disco Ziggy Stardust and the Spiders From Mars, que ayudó a dar forma a la figura de Bowie.
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El concepto musical del inglés también se escucha más congruente con su estilo posterior. Si bien este cambiaba considerablemente de un disco a otro, sí existe un “sonido Bowie” que se detecta perfectamente. En esta producción se escucha ya más conformado, pese a que Bowie se ausentó un poco durante el proceso.
The Man es una producción importante por los componentes que conjuga, que parecen planes a largo plazo. Aquí inicia la colaboración de los músicos Mick Ronson (guitarra) y Mick Woodmansey (batería) quienes se integrarían tiempo después como parte del grupo de Bowie, The Spiders from Mars. El propio Tony Visconti toca el bajo, piano, teclado y provee coros en esta placa.
Después de que aterrizara The Man Who Sold The World, hubo un rompimiento temporal entre David y los antes mencionados Visconti, Ronson y Woodmansey por distintas causas. El reciente matrimonio de David con Angie Barnnett –y su embarazo- había resultado en múltiples distracciones para el cantante, influyendo en el distanciamiento. Sin embargo, “Ronno” y “Woody” regresarían a tiempo para el siguiente disco, Hunky Dory. Visconti tardaría más, hasta 1974.
The Man Who Sold The World también fue importante por el hecho de que representó el tiempo en que Bowie adoptó los personajes como algo cotidiano. Si bien “David Bowie” en sí ya era un alter ego para David Jones, en esa época comenzó a generar identidades nuevas. El inglés formó el grupo Hype con sus músicos (previo a la integración de Woodmansey), en el que el compositor adoptó la identidad de Rainbowman.
Se cumplen 50 años del estreno de este pedazo de historia musical, The Man Who Sold The World, con sus nueve canciones y 40 minutos de duración, que ostentó dos portadas: la edición norteamericana que utilizó una ilustración ignorando las indicaciones de Bowie, mientras que la británica ostenta la famosa imagen de Bowie sobre un sofá con un vestido de mujer. El contenido es el mismo: icónico e inolvidable.