En el mundo del comic (como en casi cualquier otra industria) es tan importante el producto como el productor. Los comics se venden por las historias, por los personajes y/o por los creativos. El nombre de escritores como Grant Morrison y Mark Waid o de artistas como Jim Lee y Greg Capullo, son suficientes para que un proyecto registre buenas ventas.
Incluso algunos creadores alcanzan un estatus especial en el que se les da –casi- total libertad. A menudo, estas historias quedan fuera de la continuidad de los comics y son proyectos independientes, pero con personajes conocidos. Alguien que lo ha podido hacer es Alex Ross, dibujante, escritor y pintor que tiene un lugar aparte en la industria; aun así, le han negado algunos proyectos, como revitalizaciones a The X-Men y Fantastic Four.
Actualmente, Ross se dedica a pintar portadas para algunos comics, como The Immortal Hulk.
El artista también ha hecho proyectos donde pinta los interiores e incluso escribe o coescribe, como Kingdom Come y Marvels. Hoy recordamos uno de esos proyectos, llamado Justice.
El 3 de agosto de 2005 llegó a las tiendas de comics el primer número de la miniserie de 12, escrita por Jim Krueger y Alex Ross, con arte de Doug Braithwaite y el propio Ross. Esta aventura contenida es una muestra del amor que tiene el artista por los personajes de comic clásicos, ya sean de Marvel o de DC. En esa ocasión, se exploró a los héroes principales de Justice League, su historia y legado.
Una de las virtudes de Alex Ross es que conoce a los involucrados a la perfección, habiendo crecido con ellos. La base para Justice tiene que ver en parte con la versión animada de los Super Friends (Súper amigos) de la televisión. En la animación -con la cual mucha gente conoció a los héroes de DC, por diversos motivos como la censura y la visión de la época, se caía en el absurdo y lo kitsch. Mientras que esas cualidades tenían su encanto, provocaba una mala impresión del medio en sí, etiquetándolo como “bobo”. Esto a menudo creaba la ilusión que el comic era para analfabetas. Lo que Alex Ross hizo con su versión de Super Friends para el siglo XXI, fue demostrar lo contrario.
Si el objetivo de la serie era explorar la esencia de los héroes clásicos, ¿Qué mejor oportunidad que enfrentarlos contra sus villanos clásicos? Tal como sucedía en la animación (o caricatura) de 1973.
La intención de Justice, además, es la de mostrar la interacción entre los integrantes del equipo clásico, desprovista de antagonismos, cinismos, y en una versión más pura. Durante las últimas décadas, la visión del héroe se ha vuelto más obscura y pesimista. Los héroes se han vuelto más violentos y radicales. Lo que pretende Justice es mostrar, de una manera realista tanto en historia como en arte, al héroe clásico nuevamente como ejemplo y motivación.
La mayoría de los lectores de comics que iniciaron su afición desde la niñez, se identificaban con los valores de los héroes. Tal vez los poderes no se podrían copiar, pero su forma de actuar, sí.
Para generaciones más recientes, resulta difícil esta identificación, ya que el héroe se presenta como una figura fallida, más que imperfecta. En ocasiones, más que los errores se presenta el dolo. Lo que inició como una excepción en comics como Batman: The Dark Knight Returns y Watchmen, se convirtió en la norma.
Por ello, Justice es una historia motivacional de doce números, donde podemos ver que el heroísmo no está en los poderes sino en la actitud, en la esencia. La bondad es parte de la naturaleza del ser humano. A final de cuentas, ese fue el objetivo del comic de superhéroes en sus inicios: demostrar que el bien triunfa por sobre el mal. Y a 15 años de distancia de Justice, tal vez valdría la pena recordarlo.