Se dice que no es de los mejores discos de Zeppelin, sobre todo comparado con sus dos antecesores, pero desde el momento en que escuchamos los primeros acordes del primer track que es, ni más ni menos, “The Immigrant Song”, sabremos que estamos por encontrarnos con uno de los catálogos de rock por definición.
Led Zeppelin III salió a la venta el 5 de octubre de 1970, por lo que en este 2020 cumple medio siglo de vida.
Se dice que el estilo de composición y el resultado es un tanto distinto a sus predecesores; sin embargo, se sigue escuchando como ellos mismos y con la misma potencia, aunque sí, en un proceso evolutivo, es como el metal que se funde en el crisol y toma su forma definitiva.
La placa también ostenta composiciones más suaves, al estilo folk y algunas otras, como “Since I’ve Been Loving You” que mantienen esa sensación bluesera acústica, casi de bar que nos remite incluso a The Yarbirds, encarnación previa de Zep. Este contrasta con su sonido rudo, un tanto más sofisticado a partir de este material que es más que fusión, libertad de ir hacia donde lo marque la inspiración. La versatilidad de la placa no fue tan bien recibida por todo el público y a menudo se califica a este material como uno de los menos pulidos del cuarteto inglés.
Led Zep III es un disco con una progresión natural, sí, menos duro en su sonido, más la etiqueta de grupo metalero no se la habían puesto ellos. Este tercer disco también es menos áspero, pero sólo por momentos. Esto puede ser tomado como una “debilidad” en el mundo del heavy metal, mismo que Led Zep ayudó a fundar. Sin embargo, para este tiempo, el quinteto también se había consolidado como una de las mejores bandas en el mundo; era natural que ellos desearan explorar nuevos sonidos y nuevos rumbos, aunque esto puede contradecirse con los deseos de la mayoría. Zeppelin había probado lo que necesitaba en el momento preciso, no necesitaban superarse a sí mismos, aunque más de uno creyera que sí.